El intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania ha sido una de las novedades destacadas de la guerra esta semana. En la operación ha llamado especialmente la atención la situación de cinco combatientes en particular, aunque no cinco soldados cualquiera. Ellos, a diferencia de los 210 prisioneros restantes, no han sido trasladados a su país. Por contra, un aliado destacado de Vladímir Putin los ha acogido personalmente, a casi dos mil kilómetros de la guerra en la que para algunos se han convertido en héroes y para otros en criminales.
Cinco de los comandantes del Batallón Azov, entre ellos su líder, fueron incluidos en el pacto entre Rusia y Ucrania, después de que esta última entregara una de sus principales ‘piezas de caza'. El político filorruso Víktor Medvedchuk, acusado de «alta traición» y según Kiev responsable de distintas redes de espionaje y sabotaje valía su peso en oro para el Kremlin, algo que se ha traducido en la liberación de 215 prisioneros ucranianos, de los cuales 108 pertenecían al Batallón Azov. Esta unidad se hizo famosa por participar durante semanas en la defensa de Mariúpol, y en el pasado por combatir intensamente a los rebeldes prorrusos del Donbás.
Finalmente se refugiaron en la acería Azovstal, desde donde mostraron resistencia a pesar de los bombardeos casi constantes y los intentos de tomar la zona por tierra. El pasado 20 de mayo, tras casi tres meses de combates, los defensores de Azovstal se entregaron a las tropas rusas. En total, según Moscú, se entregaron 2.439 combatientes ucranianos, en su mayoría miembros del mencionado batallón nacionalista, que con la intervención militar ordenada por Putin pasaron a integrarse en la Guardia Nacional ucraniana.
Nada más se sabía de ellos hasta el momento del intercambio de prisioneros. Las fuentes oficiales cuentan que, según los acuerdos alcanzados anteriormente con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, los cinco mandamases del Batallón Azov se encuentran en Turquía «bajo sus garantías personales de protección». El objetivo de esta curiosa cláusula es difícil de aventurar a falta de conocer más detalles. Lo cierto es que Erdogan se ha erigido como un interlocutor más o menos constante entre ambas partes en conflicto desde el inicio mismo de la invasión.
Pese a ser aliado declarado de Putin y no apoyar explícitamente la acción armada a gran escala en el país vecino, Erdogan ha sido el padrino de distintos encuentros entre Rusia y Ucrania en su territorio. Encuentros que, si bien no han conducido de momento a un alto el fuego, sí han permitido desbloquear el transporte de cereales a partir de los puertos ucranianos, llevando la materia prima a sus puertos y paliar así de alguna manera el riesgo de hambruna severa que sufrían zonas ya de por sí comprometidas de Asia y África.
El jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, confirmó en persona las identidades de los «cinco comandantes liberados del cautiverio ruso, incluido el comandante del regimiento Azov, Denys Prokopenko alias Redis, su adjunto Svyatoslav Palamar alias Kalyna, y el comandante de la 36ª Brigada de Infantería de Marina, Sergiy Volynsky ‘Volyna'», informa la agencia estatal Ukrinform. Entre otros «héroes de Ucrania» que han vuelto a casa se encuentran las defensoras Maryana Mamonova, Yana Shumovetska y Anastasiya Chernenka, capturadas cuando estaban embarazadas.
El apunte
Diez extranjeros liberados
La mediación de Erdogan no es la única que se lleva a cabo en este contexto bélico. Arabia Saudí trabaja intensamente desde el punto de vista diplomático para acercar posturas. Su mediación ha posibilitado un acuerdo con la Federación Rusa en las negociaciones sobre la liberación de ciudadanos extranjeros del cautiverio ruso. Así diez prisioneros de guerra capturados durante las hostilidades han sido devueltos a las autoridades de Ucrania. Entre ellos hay ciudadanos estadounidenses, del Reino Unido, Suecia, Croacia y Marruecos.