La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha asegurado este lunes que la institución subirá los tipos de interés tanto como sea necesario para alcanzar la estabilidad y llegar a la «fase adecuada», después de que la inflación en octubre se acelerase al 10,6%, un nivel que la banquera central de la eurozona aún no considera un techo para la subida de los precios. «No hemos terminado con la inflación y tenemos mucho que hacer», ha aseverado Lagarde durante su intervención ante la comisión parlamentaria de Asuntos Económicos y Monetarios, donde ha advertido de que hará «lo necesario» para que la inflación vuelva al 2% a medio plazo, ya que su mandato es la estabilidad de precios.
El pasado mes de octubre, la inflación de la zona euro alcanzó un récord histórico del 10,6%, y aunque Lagarde ha reconocido que le gustaría este hubiese sido el pico, ha afirmado que eso le «sorprendería», pues existe «demasiada incertidumbre», en especial en lo que respecta a los precios de la energía y la cesta de la compra. «La inflación disminuirá gracias a las políticas monetarias y a la desaparición de los cuellos de botella pero aún no veo los componentes ni la dirección que me lleven a pensar que hemos alcanzado el pico de la inflación o que vaya a disminuir en poco tiempo», ha explicado. Ante el «riesgo» del cual ha señalado que le advierten los economistas del ECB, Lagarde ha destacado los tipos de interés como la herramienta «principal y más eficiente» para «domar» la inflación en las actuales circunstancias. «Sí, vamos a subir los intereses y tenemos que reducir la demanda. Lo haremos, no nos distraeremos», ha incidido la directora del ECB.
Asimismo, ha señalado que los planes presupuestarios presentados por los Estados miembro pueden contribuir a ejercer más presión en la economía y, en consecuencia, a una mayor inflación si no responden a las recomendaciones de incluir medidas temporales y adaptadas a los más afectados por la situación actual.
Por otro lado, Lagarde ha hecho referencia a la propuesta presentada por la Comisión el pasado 16 de diciembre para establecer un límite a los precios de las compras de gas, que incluye varias menciones al BCE entre las instituciones encargadas de monitorizar el impacto económico de esta medida. Aunque ha evitado pronunciarse al respecto, dado que el BCE ha sido alertado «hace sólo unos días», su presidenta sí ha avanzado que la institución dará una opinión «madura y reflexiva» sobre este asunto para ver qué papel puede desempeñar, cómo puede ayudar y en qué sentido, desde un punto de vista puramente financiero, puede ofrecer alguna ayuda. No obstante, la banquera central de la eurozona ha advertido de que no se pronunciará sobre la eficacia de la herramienta y que, «desde luego, el BCE no puede actuar como sustituto de las decisiones que deben tomarse y que se han exigido a nivel político».