Rusia protestó este viernes ante la ONU por el suministro de armas occidentales a Ucrania, que a juicio de Moscú no hace más que alargar el conflicto en el país, mientras que una mayoría de miembros del Consejo de Seguridad le recordaron que Kiev tiene derecho a defenderse frente a la invasión y a recibir armamento para ello. «Sin la asistencia occidental, las actividades militares en Ucrania se habrían terminado hace mucho tiempo», dijo el embajador ruso, Vasili Nebenzia, durante una reunión convocada por su país para discutir el flujo de armas a Ucrania. Aunque Rusia había señalado el supuesto desvío a otras regiones y conflictos de armas enviadas a Ucrania como el motivo principal de esta sesión, Nebenzia dedicó la mayor parte de su intervención al efecto que ese armamento está teniendo directamente en la guerra.
El representante ruso acusó a Estados Unidos y a países europeos de poner en marcha una «campaña frenética para armar a Ucrania» y, con ello, llevar a cabo una «guerra indirecta» contra Rusia sin interés por una solución política. En especial, Nebenzia criticó el suministro de artillería de largo alcance, que según dijo permite a las fuerzas ucranianas golpear zonas del Donbás que antes estaban fuera de su rango y que, aseguró, están produciendo numerosas muertes de civiles. También condenó el apoyo de inteligencia con satélites que EE.UU. facilita a Ucrania y que están permitiendo al Ejército del país localizar objetivos en todo el territorio. China respaldó durante su intervención la idea rusa de que suministrar armas a las fuerzas ucranianas complica una solución negociada y alarga el sufrimiento de la población. En respuesta, numerosos países, desde Francia hasta Ghana, recordaron a Rusia que fue ella quien invadió Ucrania y la obligó a defenderse con las armas.
Suministrar armamento a un Estado que se defiende de una agresión extranjera, recordaron, es algo que no viola ninguna norma internacional. «Rusia tiene el valor de demandar hoy en el Consejo que la comunidad internacional se quede mirando mientras Moscú busca la destrucción de otro Estado miembro de la ONU», denunció el embajador adjunto de EE.UU., Richard Mills. «La asistencia occidental a Ucrania frente a la brutal e ilegal invasión rusa no es el problema. El problema es la propia invasión rusa», insistió. Sobre el desvío de armamento a otras zonas, la delegación rusa aseguró que la situación está «fuera de control» y que armas destinadas a Kiev están apareciendo en los mercados negros de Europa, pero también en Oriente Medio y en África. Nebenzia acusó a Washington de no aplicar controles suficientes para evitar que ese armamento llegue a manos de grupos armados y organizaciones terroristas.
En respuesta, Estados Unidos aseguró que esa es una cuestión que siempre le preocupa y ante la que toma precauciones, pero dijo que hasta ahora no ha visto pruebas de que ese problema se esté dando. La mejor forma de asegurar que no hay un desvío ilícito de armas, subrayó su representante, es que Moscú ponga fin a la guerra y se retire de Ucrania. Varios países, con el Reino Unido a la cabeza, denunciaron mientras que quien está violando normas internacionales es Rusia al adquirir drones militares de Irán a pesar de las sanciones impuestas por la ONU a Teherán. La delegación rusa, mientras, negó una vez más usar drones iraníes y subrayó que su industria militar se basta por sí sola y no necesita apoyo exterior.