Las autoridades ucranianas han denunciado la existencia de cámaras de tortura para menores en Jersón (sur del país), la región aún parcialmente bajo control de las tropas rusas, en las que se practicó presión psicológica y física hacia esas víctimas. En total, se han localizado diez de estas cámaras, informó el delegado de Derechos Humanos en el Parlamento ucraniano, Dimytro Lubinets, a través de su cuenta en Telegram, según el portal de noticias Ukrinform.
Las cámaras eran similares a las utilizadas para prisioneros adultos, donde apenas se daba agua a los menores cada dos días y prácticamente nada que comer, de acuerdo con esa fuente. A los castigos físicos se sumaba la presión psicológica sobre los menores, a los que se aseguraba que habían sido abandonados por sus padres y que nunca volverían a por ellos para liberarlos.
Estas informaciones coinciden con el último reporte de niños muertos en el conflicto desde el inicio de la invasión rusa, el pasado febrero, cifra que según la Fiscalía ucraniana se sitúa en 447 fallecidos, mientras que la de heridos asciende a 856. La Fiscalía ucraniana ha documentado asimismo 64 casos de violencia sexual en la región de Jersón durante la ocupación, por parte de miembros del ejército ruso.