Rusia ‘abraza’ los territorios del Donbás, a pesar de que algunos aprecian que ese es el ‘abrazo del oso’ al querer tutelar en toda la extensión del término a las zonas rusófonas de Ucrania. El último recurso de Vladímir Putin en la ofensiva contra el país vecino iniciada el pasado 24 de febrero es drenar hasta el punto de dejar sin agua a las poblaciones bajo su control. No obstante el Kremlin tiene un plan: va a enviar agua desde sus propias tierras a las regiones recientemente incorporadas a la Federación a través de sendos referéndums ilegales. El método escogido son grandes acueductos o canalizaciones que Moscú proyecta mientras no cesan los ataques sobre el terreno. Con esos acueductos pretenden que el agua cien por cien rusa ‘inunde’ la tierra arañada a Kiev.
Según ha informado la cadena pública NPR, Rusia está drenando un enorme embalse en Ucrania, «poniendo en peligro el abastecimiento de agua potable, la producción agrícola y la seguridad en la planta nuclear más grande de Europa», ubicada en Zaporiyia. La información de los satélites verifica que «desde principios de noviembre de 2022, el agua sale a borbotones del embalse de Kakhovka, en el sur de Ucrania, a través de las compuertas de la central hidroeléctrica que controlan las fuerzas rusas».
«Como resultado, los satélites muestran que el nivel del agua en el embalse se ha desplomado a su punto más bajo en tres décadas. Las imágenes separadas proporcionadas por las empresas comerciales Planet y Maxar muestran el agua que fluye a través de las compuertas y la costa a lo largo del embalse gigante que emerge como resultado de la rápida caída de los niveles del agua».
No solo con la sed de los ucranianos como arma combate Putin en Ucrania. En las últimas horas el ejército ruso ha incrementado sus bombardeos sobre las zonas rusas que dice querer proteger con la bautizada por Putin como ‘operación militar especial’ para desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Una muestra de ello es el incremento de las actividades militares sobre la región ucraniana de Jersón, al sureste del país, donde las fuerzas rusas han perpetrado al menos 20 ataques en las últimas 24 horas y algunos de ellos han causado daños en la capital del mismo nombre.
Según informó este lunes el ayuntamiento de la ciudad, el número de ataques sobre esta región da una idea del incremento de la ofensiva rusa sobre el país durante los últimos días, que ya sufrió el pasado viernes uno de los mayores ataques con misiles desde que se inició la invasión, hace casi un año.
Jersón es un importante punto estratégico en esta contienda, y está dividida en dos zonas separadas por el caudaloso río Niéper, una de ellas tomada por las tropas rusas, la este. La otra fue recuperada por los ucranianos, pero recibe presión constante con ataques rusos casi a diario. «El ejército ruso atacó Jersón 20 veces el 12 de febrero. Una persona resultó herida; el hombre fue llevado al hospital en estado grave», indicó la corporación local, tal y como reseñan publican las agencias locales.
Las zonas más afectadas por los ataques son Antonivka, el distrito de Ostriv, en la misma capital, y el centro de la ciudad donde los rusos atacaron una sala de cine, el puerto fluvial de Jersón y la denominada plaza Svoboda (Libertad), en el corazón de la urbe y símbolo de la reconquista de la urbe por parte de las fuerzas leales a Kiev. Según el ayuntamiento, Jersón ha ido atacada 1.991 veces desde el 20 de noviembre de 2022, en unas incursiones que han provocado 80 muertos y 222 heridos.
Jersón, junto con Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, es una de las cuatro regiones de Ucrania anexionadas por Moscú el pasado mes de septiembre tras la celebración de varios referéndums no reconocidos por la comunidad internacional. A pesar de esta anexión unilateral, el Ejército ruso no ha logrado controlar del todo ninguna de las cuatro regiones y de Jersón tuvo que retirarse parcialmente ante el avance de los ucranianos.