La líder del Partido Nacional Escocés (SNP, en inglés), Nicola Sturgeon, anunció este miércoles en Edimburgo su dimisión como ministra principal de Escocia, que se hará efectiva una vez que sea elegido el nuevo «número uno» de la formación. Sturgeon, ferviente defensora de la independencia de Escocia, deja el Ejecutivo autonómico después de ocho años al frente del mismo, al que había accedido tras la victoria del «no» en el referéndum sobre la escisión escocesa celebrado el 18 de septiembre de 2014.
«Hoy anuncio mi intención de renunciar como ministra principal y líder de mi partido. Permaneceré en el cargo hasta que se elija a mi sucesor», dijo la política nacionalista en una rueda de prensa en su residencia oficial de Edimburgo. Sturgeon indicó que ha dado instrucciones a la secretaría general del SNP para que inicie el proceso para elegir al nuevo líder. «Pero para aquellos que se sientan conmocionados o decepcionados, o tal vez incluso un poco enfadados conmigo, por favor... no les quepa duda de que esto es realmente difícil para mí. Mi decisión proviene de un lugar de deber y de amor», añadió. Sturgeon, que calificó su trabajo como «el mejor del mundo», dijo que sabía cuándo era el momento adecuado para dejar el poder y que «ese momento es ahora».
Admitió que afrontó «las horas más difíciles en los días más difíciles», en clara referencia a la pandemia, pero que es importante saber «casi instintivamente cuándo es el momento adecuado para dar paso a otra persona». El anuncio se conoce después de que el mes pasado el Gobierno británico indicase que bloquearía una ley escocesa que facilita el reconocimiento del cambio de género. Sturgeon viene ocupando el cargo de ministra principal desde 2014, cuando sucedió a Alex Salmond después de la victoria del «no» en el plebiscito sobre la escisión celebrado en Escocia.
Sturgeon había manifestado su intención de convocar un segundo referéndum de independencia en octubre de este año. No obstante, el Tribunal Supremo del Reino Unido, máxima instancia judicial británica, dictaminó el año pasado que el Parlamento autónomo de Escocia no tiene competencias para convocar una consulta sobre la escisión sin el consentimiento del Gobierno británico (central), al entender que se trata de «asuntos reservados al Parlamento británico». En el primer referéndum, Escocia votó 55,3 % en contra de la separación del resto del Reino Unido, mientras que el 44,7 % apoyó el sí la independencia.