"Bienvenido a Brexitland aquí, incluso Mickey Mouse tiene una sola oreja...". Es el comentario de un lector del diario británico The Independent a su información sobre la escasez de productos frescos en Reino Unido. Es real: los supermercados del país han empezado a racionar las verduras.
Hacerse una ensalada en Londres, Manchester o Brighton se está poniendo difícil. Asda y Morrisons, los dos principales hipermercados británicos, están racionando tomates, pimientos y pepinos. Sí, en las tiendas de Gran Bretaña ya se ven estanterías vacías. No obstante, otras cadenas omnipresentes en el país como como Tesco, Lidl o Sainsbury's no están racionando las hortalizas.
Para garantizar que todos los clientes puedan llevarse algo de lo que necesitan, Asda está limitando a cada comprador a tres artículos de sus ocho líneas de productos frescos, incluidos brócoli, coliflor, frambuesas y lechugas. Desde este miércoles, Morrisons limita la compra a dos unidades en tomates, pepinos, lechuga y pimientos.
"Al igual que otros supermercados, estamos experimentando desafíos de abastecimiento en algunos productos que se cultivan en el sur de España y el norte de África", aseguran responsables de Morrison en declaraciones que recoge The Guardian. Efectivamente, la causa oficial de esta escasez está en el tiempo que se ha dado en las últimas semanas de este invierno en el sur de Europa (demasiado calor y pocas lluvias) y en el norte de África (frío y hasta nieve). Ello ha ocasionado malas cosechas.
Las grandes superficies ya avisan de que el racionamiento es una medida que puede que dure "semanas". El British Retail Consortium, que representa a todas las grandes tiendas de comestibles, coincide en que la interrupción del suministro durará algunas semanas.
El mal tiempo en Marruecos y España
En las últimas tres o cuatro semanas, los agricultores y proveedores marroquíes han tenido que hacer frente a bajas temperaturas y lluvias torrenciales, todo lo cual ha afectado al volumen de fruta que llega a Gran Bretaña, informa el Daily Mail. Los problemas en Marruecos comenzaron en enero con temperaturas nocturnas inusualmente frías que afectaron a la maduración del tomate. A ello se sumaron las cancelaciones de ferrys por el mal tiempo, que afectaron a las entregas por camión.
Los suministros procedentes de España son la otra gran fuente británica de fruta y verdura de invierno. Según los medios británicos, las cosechas españolas también se han visto afectados por las condiciones meteorológicas.
Y es verdad. La Federación española de asociaciones de productores exportadores de frutas, hortalizas, flores y plantas vivas (Fepex) habla de una reducción de las cosechas un 30-40%. La exportación española de frutas y hortalizas frescas en 2022 totalizó 12 millones de toneladas, lo que supone un 10,4% menos que en 2021. Sólo en Almería COAG estima una caída del 25% en pepino o del 29% en tomate. Por eso, entre otras cosas, los precios de las verduras en España no bajan.
Según el British Retail Consortium, de diciembre a marzo, Reino Unido suele importar el 95% de sus tomates y el 90% de sus lechugas. Claro que el país tiene sus modestos productores de hortalizas, pero éstos están teniendo otro problema.
Han tenido que reducir el número de invernaderos porque también allí se ha disparado el precio de la energía. Según Minette Batters, responsable de la Unión Nacional de Agricultores, "todo el mundo quiere evitar el racionamiento... pero creo que va a haber problemas de disponibilidad de algunos alimentos". En declaraciones a Sky News asegura que "lo último que se quiere es crear un clima de compras de pánico".
¿Tiene la culpa el Brexit?
Comenzábamos citando la referencia de un lector de la prensa británica a Brexitland y el debate es inevitable. ¿La única causa del desabastecimiento son las malas cosechas de España y Marruecos o tiene mucho que ver en ello el Brexit?
Según el grupo de campaña Best for Britain, el Brexit ha afectado a las cadenas de suministro en los últimos años. "El Brexit no es responsable de las condiciones adversas que han afectado a las cosechas este año, pero ha hecho que las cadenas de suministro del Reino Unido sean menos resistentes y ha aumentado los costes tanto para los importadores como para los exportadores", dijo la directora ejecutiva, Naomi Smith, a The Independent.
En diciembre, un estudio del Centre for Economic Performance aseguraba que el Brexit ha añadido una media de algo más de 200 libras al año a los costes de alimentación de los británicos. "Como esas 200 libras de más, las estanterías vacías de los supermercados va a ser un espectáculo habitual hasta que el gobierno mejore su chapucero acuerdo de Brexit".