El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, recordó el primer aniversario de la liberación de la ciudad de Bucha, ocupada por los rusos y donde se cometieron crímenes contra la humanidad que ahora son investigados por organismos internacionales. En un vídeo publicado este viernes en su canal de Telegram, Zelenski rememoró que hace justo un año el ejército ucraniano logró controlar de nuevo esta ciudad, ubicada en el extrarradio de Kiev, y que había permanecido bajo control ruso durante 33 días.
«Bucha y el distrito de Bucha. 33 días de ocupación. Más de 1.400 muertes, incluidos 37 niños», denunció el mandatario en un breve mensaje que acompañó con un vídeo con imágenes de la ciudad antes de ser invadida y tras el paso de los rusos por ella. «Más de 175 personas fueron encontradas en fosas comunes y cámaras de tortura. 9.000 crímenes de guerra rusos», precisó Zelenski.
También recordó que ya han pasado «365 días desde que es una ciudad ucraniana libre una vez más. Un símbolo de las atrocidades del ejército del país ocupante. Nunca perdonaremos. Castigaremos a todos los perpetradores». Bucha se convirtió en uno de los símbolos de las supuestas atrocidades que el ejército ruso cometió en Ucrania tras invadir el país el 24 de febrero del pasado año.
Por su parte, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, recordó el primer aniversario de la matanza de civiles por militares rusos en la localidad ucraniana de Bucha, cuyas «horrendas imágenes» no olvida, y subrayó que «no habrá impunidad». «Ha pasado un año desde que se revelaron los crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas en Bucha. Llevo conmigo las horrendas imágenes», manifestó el jefe de la diplomacia europea en su cuenta oficial en Twitter. Borrell recordó que la UE «ayuda a Ucrania a investigar tales delitos y recopilar pruebas» y recalcó que «no habrá impunidad».
En concreto, las autoridades ucranianas e instituciones y organismos de países aliados enviaron a la zona a forenses y técnicos especializados para determinar si el Ejército de Moscú cometió allí y en otras poblaciones cercanas, como Irpín, crímenes contra la humanidad.
La Corte Penal Internacional (CPI) emitió el mes pasado una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladímir Putin, por la deportación de niños de Ucrania a Rusia, uno de los crímenes de guerra que se le atribuyen a las topas rusas durante la invasión. La organización de derechos humanos Human Rights Watch ha asegurado tener indicios de que el Ejército ruso cometió posibles crímenes de guerra en las áreas bajo su control en el país vecino, entre ellos ejecuciones sumarias de civiles en Bucha. Putin ha rechazado estas acusaciones y las ha calificado de «falsificación».