Rusia atacó la noche del martes territorio ucraniano con 26 drones kamikazes de fabricación iraní, de los que las defensas antiaéreas de Ucrania derribaron un total de 21, informó la Fuerza Aérea ucraniana en su canal de Telegram. Los drones fueron lanzados desde la región rusa de Briansk, al noreste de Ucrania, y desde el mar de Azov, al sureste.
Parte de estos drones Shahed 136 de fabricación iraní iban dirigidos a la capital, Kiev, donde cerca de la medianoche se activaron las sirenas antiaéreas y el ejército ucraniano logró derribar todos los aparatos no tripulados que entraron en su espacio aéreo. «Las tácticas del adversario siguen como de costumbre y sin cambios: al caer la noche los terroristas lanzan una oleada de artefactos desde varias direcciones», dijo en su cuenta de Telegram el jefe de la Administración Militar de Kiev, Sergii Popko.
Con la ayuda de los sistemas de defensa antiaérea recibidos de sus aliados occidentales, Ucrania logra ahora derribar la mayoría de drones kamikazes con los que Rusia destruyó en otoño e invierno numerosas infraestructuras energéticas ucranianas.
Según algunos analistas, Rusia sigue lanzando estos aparatos no tripulados de bajo coste para obligar a Ucrania a gastar misiles y otros tipos de munición antiaérea mucho más costosos. Las interceptaciones de estos drones también podrían ayudar a Rusia a localizar el emplazamiento de sistemas defensivos utilizados por Ucrania.