El último informe de la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán ha documentado 3.774 víctimas civiles en el país desde la toma de Kabul por parte de los talibanes el 15 de agosto de 2021 hasta el pasado 30 de mayo, indicó en rueda de prensa la portavoz de Naciones Unidas Liz Throssell.
Al menos tres cuartos de estos ataques fueron causados por artefactos explosivos improvisados, indicó la portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, quien detalló que las personas de la comunidad hazara chií de Afganistán son las que más están sufriendo este tipo de ataques perpetrados con dispositivos caseros.
Según las estadísticas de la misión, los atentados contra lugares de culto de los musulmanes chiíes representaron más de un tercio del total de los que se registraron en Afganistán. Al menos 345 hazaras fueron víctimas de estos ataques, de los cuales 95 murieron y otras 250 resultaron heridas.
Throssell explicó que la mayor parte de estas agresiones fueron atentados terroristas suicidas cometidos por el grupo denominado Estado Islámico del Gran Jorasán o ISIS-K. Los terroristas atacaron «de manera indiscriminada» zonas pobladas, lugares de culto, escuelas y mercados.
«Estos ataques contra civiles y bienes de carácter civil son censurables y deben cesar», aseguró la portavoz, quien pidió a los talibanes que garanticen el derecho a la vida de los afganos y dirijan investigaciones imparciales, exhaustivas y creíbles sobre estos hechos. Además, Throssell pidió a las autoridades de facto de Afganistán que apliquen medidas específicas de protección urgente para los hazara teniendo en cuenta los riesgos y vulnerabilidades propios que presentan por su condición étnica y religiosa, minoritaria en el país.