Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de tramar un ataque contra la central nuclear de Zaporiyia, en manos de las fuerzas de Moscú y que desde hace tiempo es objeto de recriminaciones y sospechas por ambas partes. Los soldados rusos tomaron la central, la mayor instalación nuclear de Europa con seis reactores, en los días posteriores a la invasión de su vecino por el Kremlin en febrero de 2022. Desde entonces, cada parte ha acusado regularmente a la otra de bombardear los alrededores de la central, situada en el sur de Ucrania, y de arriesgarse a un grave percance nuclear.
Renat Karchaa, asesor del jefe de Rosenergoatom, que gestiona la red nuclear rusa, declaró que Ucrania planeaba arrojar sobre la central munición impregnada de residuos nucleares transportados desde otra de las cinco centrales nucleares del país. «Al amparo de la oscuridad de la noche del 5 de julio, los militares ucranianos intentarán atacar la central de Zaporiyia utilizando equipos de precisión de largo alcance y drones de ataque kamikaze», declaró Karchaa a la televisión rusa, según las agencias de noticias rusas.
No aportó ninguna prueba en apoyo de su afirmación. Sin embargo, un comunicado de las fuerzas armadas ucranianas citaba «datos operativos» según los cuales el martes se habían colocado «artefactos explosivos» en el tejado del tercer y cuarto reactor de la central. Siendo posible que se produjera un atentado «en un futuro próximo». «Si se detonaran, no dañarían los reactores pero crearían una imagen de bombardeo desde el lado ucraniano», decía el comunicado en Telegram. El ejército ucraniano está «preparado para actuar en cualquier circunstancia».
Los militares tampoco aportaron pruebas de sus afirmaciones. Ninguno de los reactores de la central produce electricidad. El Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, ha visitado la central en tres ocasiones desde la toma de posesión rusa, pero no ha logrado cerrar ningún acuerdo para mantener la instalación a salvo de bombardeos u otros incidentes relacionados con el conflicto.
Mijailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, declaró a la televisión ucraniana que Grossi había demostrado su ineficacia a la hora de intentar mantener la seguridad en la central. «Cualquier catástrofe en Zaporiyia podría haberse evitado si (Grossi) hubiera sido claro desde el principio», dijo Podolyak, acusando al OIEA de dar bandazos en su enfoque del problema.
Además, Rusia denuncia nuevos ataques ucranianos con drones y fuego de artillería contra localidades de las regiones fronterizas de Bélgorod y de Kursk, en los que al menos una persona resultó herida. «Una mujer tuvo que ser hospitalizada con heridas en el tórax causadas por esquirlas», escribió en su canal de Telegram el gobernador de la región de Bélgorod, Vladislav Gladkov, que indicó que el objetivo del ataque fue la ciudad de Valuiki, situada a unos 10 kilómetros de la frontera con Ucrania.
Gladkov añadió que el ataque, en el que los ucranianos emplearon drones y misiles, tuvo una duración de más de una hora y causó daños en ocho viviendas y en líneas del tendido eléctrico. Según el gobernador, la defensa antiaérea abatió un dron y tres misiles Grad.
En la vecina región de Kursk también se registró un ataque ucraniano, sin que se produjeran víctimas. En la aldea Tiótkino impactaron 12 proyectiles, informó el gobernador de la región, Román Starovoit. «No hay víctimas. La escuela Nº 2 sufrió grandes daños. Comenzaremos a repararla lo antes posible», escribió en Telegram.