Los servicios de Inteligencia de Reino Unido consideran que el Grupo Wagner, la red de mercenarios liderada por el oligarca ruso Yevgeni Prigozhin, se ha visto obligado a reducir su tamaño y a iniciar un proceso de «reconfiguración» tras su ruptura del Kremlin. «Existe una posibilidad real de que el Kremlin ya no financie al grupo», ha valorado la Inteligencia militar británica, que sitúa como «el segundo pagador más factible» a la vecina Bielorrusia, adonde se han trasladado los mercenarios tras la rebelión lanzada por Prigozhin.
Sin embargo, la magnitud del Grupo Wagner supondría un desembolso «significativo» --«y potencialmente mal recibido»--, teniendo en cuenta los «modestos» recursos de los que dispone Bielorrusia en comparación con Rusia.
Sólo después de la revuelta, lanzada en junio, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, reconoció públicamente que Wagner había recibido fondos rusos, en concreto más de mil millones de dólares en el año previo. Ahora, el objetivo de Prigozhin pasaría por «salvar» la viabilidad de una compañía sometida a «presión financiera». No en vano, desde el motín, las autoridades rusas han adoptado medidas contrarias a las actividades empresariales de Prigozhin, según el análisis compartido por el Ministerio de Defensa británico.