Al menos una persona han muerto por una explosión registrada este sábado de madrugada en una base de la milicia chií proiraní Fuerzas de Movilización Popular, al sur de la capital de Irak, Bagdad, si bien el Gobierno iraquí ha aclarado que no le consta la presencia de drones o cualquier otra aeronave en las inmediaciones. El incidente ha tenido lugar en la base militar conjunta de Kalsu, situada al norte de la gobernación de Babilonia. El Gobierno ha confirmado en un comunicado la muerte de un miliciano, mientras que otras ocho personas han sufrido heridas, entre ellas un miembro del Ejército.
Las autoridades han anunciado la apertura de una investigación formal para determinar qué ha ocurrido, aunque en su primer análisis han aclarado que no se ha detectado actividad aérea o cualquier otro tipo de movimiento militar en la zona, según la agencia de noticias oficial NINA. El Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) también ha salido al paso rápidamente para señalar que, pese a las informaciones iniciales que hablaban de «ataques aéreos», las fuerzas norteamericanas no habían llevado a cabo ningún bombardeo este sábado en Irak.
Las milicias chiíes de Irak, que desempeñaron un papel clave en la lucha contra la invasión estadounidense y participaron en la ofensiva de las autoridades contra el grupo yihadista Estado Islámico, forman parte ahora del aparato de seguridad del país árabe y están consideradas un aliado clave de Irán dentro de su red de socios en toda la región. Estos grupos, entre los que destacan Kataib Hezbolá, Al Nujaba y Asaib Ahl al Haq, han llevado a cabo decenas de ataques contra territorio israelí y contra instalaciones militares estadounidenses, por lo que sus movimientos se siguen con especial celo en un momento de especial escalada de las tensiones en Oriente Próximo.