El gobierno de Nueva Zelanda, donde el número de cabezas de ovejas y vacas multiplica a sus habitantes, anunció este martes que abandona el plan por el que iba a imponer desde 2025 tasas a las emisiones contaminantes producidas por los eructos y flatulencias del ganado. El actual Ejecutivo conservador, que asumió el cargo el pasado noviembre, informó este martes de que llevará a finales de mes al Parlamento una reforma legislativa que neutralice la política ganadera aprobada en 2022 por el gobierno de la ex primera ministra Jacinda Ardern.
«Estamos centrados en encontrar herramientas prácticas y tecnología para que nuestros agricultores reduzcan sus emisiones (de gases que producen el efecto invernadero) de una manera que no reduzca la producción ni las exportaciones», indicó en un comunicado el ministro de Agricultura, Todd McClay.
Desde su llegada al poder, la coalición de partidos conservadores ha frenado y eliminado varias leyes impulsadas por el anterior gobierno laborista. Ardern promovió esta ley pionera en el mundo encaminada a que los agricultores paguen por las emisiones del ganado con el argumento de combatir los efectos de la crisis climática.
En Nueva Zelanda, un país de cinco millones de habitantes, casi la mitad de las emisiones del país proceden del sector agrícola, principalmente por sus 26 millones de ovejas y 10 millones de vacas, mamíferos rumiantes que expulsan el metano producido durante la digestión a través de sus eructos y flatulencias. Sin embargo, el Ejecutivo se enfrentó a múltiples críticas del sector y nunca llegó a precisar cómo se iban a medir la cantidad de emisiones.
«El (actual) Gobierno está comprometido a cumplir con nuestras obligaciones en materia de cambio climático sin cerrar las granjas neozelandesas. No tiene sentido enviar empleos y producción al extranjero, mientras los países menos eficientes en carbono producen los alimentos que el mundo necesita», subrayó este martes McClay. El ministro también anunció la disolución de la alianza de asociaciones del sector primario He Waka Eke Noa, con la que negociaba directamente el anterior gobierno.
Por su parte, el ministro de Cambio Climático, Simon Watts, anunció un fondo de 50,5 millones de dólares neozelandeses (30,9 millones de dólares estadounidenses o 28,7 millones de euros) en proyectos «para reducir las emisiones del sector» ganadero. «Estas inversiones reflejan el apoyo del gobierno a los agricultores y al mismo tiempo garantizan que Nueva Zelanda cumpla con sus obligaciones internacionales en materia de cambio climático», remarcó Watts, en el mismo comunicado. El sector agrícola representa el 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) neozelandés y el 65 por ciento de los ingresos por exportaciones. El Ejecutivo de Wellington se ha comprometido a la neutralidad de emisiones contaminantes para 2050.