El presidente ruso, Vladímir Putin, llegó este lunes por la noche a Mongolia para una visita oficial, desafiando la orden de arresto que emitió en su contra la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra en Ucrania.
A su llegada al Aeropuerto Internacional Buyant-Ukhaa en la capital Ulán Bator, el mandatario fue recibido por la ministra de Exteriores de Mongolia, Batmunkh Battsetseg, y el embajador ruso, Yevsikov Alexei Nikolaevich, en medio de una fuerte presencia diplomática, informó la agencia oficial mongola Montsame.
Durante su estancia, Putin mantendrá reuniones oficiales con su homólogo mongol, Ukhnaa Khurelsukh, en las que se espera la firma de varios documentos de cooperación que fortalecerán las relaciones bilaterales, cimentadas en un Tratado de Relaciones Amistosas y Asociación Estratégica Integral firmado en 2019.
Además, participará en un evento conmemorativo por el 85º aniversario de la batalla del río Khalkh, en la que tropas soviéticas y mongolas se enfrentaron a fuerzas japonesas.
Esta es la primera visita de Putin a un Estado miembro de la CPI desde que este organismo emitiera el año pasado una orden de detención contra el mandatario ruso por presuntos crímenes de guerra en Ucrania, una decisión criticada por Moscú.
En 2023, Putin decidió no asistir a la cumbre del grupo de economías emergentes BRICS que acogió Sudáfrica por temor a ser arrestado.
La CPI pidió oficialmente el viernes a Mongolia, que firmó el tratado en el año 2000 y lo ratificó en 2002, que coopere con ese tribunal y detenga al presidente ruso.
«Los Estados Partes del Estatuto de Roma de la CPI tienen la obligación de cooperar de conformidad con el Capítulo IX del Estatuto de Roma, mientras que los Estados no Partes pueden decidir cooperar de manera voluntaria», subrayó el organismo.
El tribunal alertó de que «en caso de falta de cooperación, los jueces de la CPI pueden informar de ello a la asamblea de los Estados Partes, que a continuación adoptaría »las medidas que considere apropiadas".
Ucrania también se sumó a la campaña y expresó su esperanza de que «Mongolia entienda que Putin es un criminal de guerra». «El secuestro de niños ucranianos es solo uno de los muchos crímenes por los que Putin y el resto de dirigentes políticos y militares de Rusia deben afrontar justicia», informó el Ministerio de Exteriores ucraniano.
Las relaciones diplomáticas entre Mongolia y Rusia se remontan a 1921, con embajadas establecidas en Ulán Bator y Moscú desde 1922, lo que subraya la conexión entre ambos países, ahora renovada en un contexto de crecientes tensiones internacionales.