Estados Unidos ha desplegado esta semana varios bombarderos B-2 Spirit con atacar a Irán. Diseñados para ser indetectables por radar, los B-2 son considerados una de las armas más intimidantes del arsenal estadounidense.
El ingeniero aeroespacial Sergio Hidalgo, en una entrevista ofrecida en marzo en el podcast de Jordi Wild, explicó las características únicas de este bombardero. Se construyeron solo 21 unidades —dos de las cuales ya se han estrellado— y están diseñados para transportar bombas nucleares. «Es invisible, salvo que te acerques mucho», afirmó Hidalgo, quien lo describió como una máquina de guerra con apariencia futurista y funciones que rozan la ciencia ficción.
El B-2 Spirit no solo es temido por lo que puede hacer, sino también por lo que representa. Estados Unidos rara vez lo utiliza en combate directo; su presencia suele responder a maniobras estratégicas destinadas a generar presión psicológica. Por ahora, su función principal ha sido la de «meter miedo», como apuntó Hidalgo, aunque su capacidad real de destrucción es una carta que Washington mantiene sobre la mesa.
Este ataque se interpreta como un mensaje directo a Teherán, en un contexto marcado por ataques cruzados, amenazas diplomáticas y una escalada regional que preocupa a la comunidad internacional. El B-2 Spirit vuelve así al centro del tablero geopolítico: una sombra silenciosa que recuerda de qué es capaz la tecnología militar más avanzada del planeta.
No, para ganar una guerra, legionario, hay que sorprender al enemigo y sobretodo mentir a tu población y a la adversaria para tener un pretexto para hacerla.