Los últimos coletazos del terremoto que sacudió durante la mañana de este miércoles la Península de Kamchatka, en la costa del Pacífico y oriental de Rusia, y que alcanzó 8'8 grados, siendo uno de los más fuertes de toda la historia, se dejaron notar a miles de kilómetros de su epicentro, provocando que escenarios tan lejanos y remotos como la Isla de Pascua. Allí se dejó notar la fuerza del seísmo en la costa oeste, dejando una imagen llamativa, aunque menos preocupante de lo que se llevó a especular y esperar.
Tras activarse la alerta por tsunami, finalmente se registraron oscilaciones de entre 10 y 40 centímetros que provocaron pequeñas entradas de agua en enclaves de playa o calas como Hanga Roa Otai, donde apenas la ola inundó el muelle, sin generar peligro alguno para quienes allí esperaban la aparición de este fenómeno.
Poco después, fueron levantadas y desactivadas todas las alarmas por tsunami, a la par que se hacía en diferentes países como Chile, Estados Unidos o Canadá, además de en archipiélagos del Pacífico como las Galápagos y Hawaii y otros territorios aislados como la isla Juan Fernández.
¿Eso es todo?