Punto de inflexión en el panorama económico global que podría marcar el inicio de una nueva era en la política monetaria. Los mercados financieros muestran una confianza creciente en que el banco central estadounidense comenzará un ciclo de relajación monetaria esta misma semana, manteniendo dicha tendencia hasta finales de 2025. Los datos más recientes de inflación productiva han reforzado esta perspectiva.
Los analistas económicos internacionales observan con especial interés este movimiento, ya que las decisiones monetarias estadounidenses suelen tener repercusiones directas en la economía europea y española. El posible ciclo de bajadas de tipos que se iniciará esta semana podría ser el catalizador que muchos inversores españoles esperaban para reactivar ciertos sectores económicos.
Según los contratos de futuros vinculados al tipo de interés oficial, los operadores mantienen firmemente su previsión de una reducción inicial de 0,25 puntos porcentuales, que marcaría el comienzo de una serie de recortes similares en lo que queda por delante hasta finalizar 2025. Esta confianza se ha visto reforzada tras conocerse que la inflación productiva estadounidense ha mostrado signos de moderación.
Datos de inflación que respaldan el cambio de rumbo
El informe gubernamental publicado recientemente reveló que el índice de precios a la producción aumentó un 2,6 % en agosto en comparación con el mismo mes del año anterior. Esta cifra representa una notable desaceleración respecto al incremento del 3,1 % registrado en julio de 2024, lo que ha sido interpretado como una señal favorable para el inicio de la relajación monetaria.
La moderación en los datos de inflación productiva ha resultado ser más pronunciada de lo que anticipaban los expertos económicos. En España, donde la inflación ha seguido trayectorias similares aunque con sus propias particularidades, los economistas consideran que estos indicadores podrían anticipar tendencias análogas en el contexto europeo, aunque con el habitual desfase temporal.
«Los datos de agosto muestran claramente una tendencia a la moderación que no puede ignorarse», señala María González, analista económica especializada en mercados internacionales. «La presión sobre los precios está cediendo de manera consistente, lo que despeja el camino para que los bancos centrales reconsideren sus posturas».
El cambio de rumbo en la política monetaria estadounidense no es un hecho aislado, sino que sus efectos se extenderán por todo el sistema financiero mundial. Para España, cuya economía mantiene estrechos vínculos con los mercados internacionales, las consecuencias podrían ser significativas y multifacéticas. En primer lugar, una reducción en los tipos de interés estadounidenses podría incentivar a que el Banco Central Europeo (BCE) adopte medidas similares en los próximos meses. Esto resultaría en un abaratamiento del coste de la deuda tanto pública como privada en España, donde los tipos hipotecarios y los préstamos empresariales podrían experimentar reducciones graduales.
Además, el mercado inmobiliario, que ha mostrado signos de desaceleración debido a los elevados tipos de interés de los últimos años, podría recibir un impulso renovado. Los expertos estiman que las ventas de viviendas podrían incrementarse hasta un 8 % si la tendencia bajista en los tipos se consolida. De materializarse las expectativas actuales del mercado, el panorama económico para el cierre de 2025 presentaría un escenario notablemente distinto al que hemos presenciado en los últimos años.
Las tasas de interés podrían situarse entre 0,75 y 1 punto porcentual por debajo de los niveles actuales, creando un entorno más favorable para la inversión y el consumo. En España, donde la tasa de desempleo ha mostrado una resistencia a bajar de ciertos umbrales estructurales, este nuevo escenario monetario podría traducirse en una mayor creación de empleo.
Los sectores más beneficiados serían aquellos con mayor dependencia del crédito y la financiación externa como la construcción, el turismo y las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, no todos los analistas comparten este optimismo. Algunos expertos advierten que un exceso de liquidez podría reanimar las presiones inflacionarias que tanto ha costado controlar. «Debemos ser cautelosos con la velocidad y magnitud de estos recortes», advierte Carlos Martínez, economista jefe de un importante banco español. «La experiencia nos ha enseñado que un estímulo excesivo puede generar desequilibrios a medio plazo».