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Nepal busca retomar la calma: La división juvenil bloquea la salida a la crisis que deja ya 51 muertos

Las autoridades levantaron parcialmente el toque de queda, mientras las negociaciones para desbloquear la crisis continúan

Ejército de Nepal hace guardia mientras la gente se reúne para observar los rituales durante el último día del festival Indra Jatra para adorar a Indra, Kumari y otras deidades | Foto: Reuters - Navesh Chitrakar

| Katmandú |

Nepal intenta recuperar una frágil normalidad este viernes 12 de septiembre, tres días después de la dimisión forzada del primer ministro K.P. Sharma Oli. El país himalayo, sumido en un preocupante limbo institucional, mantiene un tenso y precario equilibrio mientras las autoridades han levantado parcialmente el toque de queda para permitir que la población acceda a servicios básicos entre las 11:00 y las 17:00 hora local.

El balance de víctimas mortales tras las intensas protestas anticorrupción ha ascendido ya a 51 personas, según confirmó el portavoz policial Binod Ghimire este mismo viernes. Entre los fallecidos se encuentran 21 manifestantes, 9 presos, 3 agentes y 18 ciudadanos más, cifras que convierten esta crisis en una de las más graves que ha enfrentado el país en décadas.

Las calles de Katmandú comienzan a mostrar signos de actividad mientras operarios trabajan para retirar los restos calcinados de vehículos frente a edificios emblemáticos como la Corte Suprema. Sin embargo, las negociaciones para formar un gobierno interino se encuentran estancadas, lo que aumenta el temor a un prolongado vacío de poder que podría desestabilizar aún más la situación.

Fractura del movimiento juvenil

El núcleo del problema actual radica en las divisiones internas del movimiento juvenil autodenominado «Generación Z», que tras conseguir derrocar al gobierno anterior se enfrenta ahora a disputas internas por el liderazgo del país. Varios nombres han surgido como posibles candidatos para dirigir un gobierno de transición, entre ellos la exjueza Sushila Karki y el exdirector de la Autoridad de Electricidad, Kulman Gishing, además del joven alcalde de la capital.

«El movimiento ha sido infiltrado por grupos oportunistas», declaró la activista Aastha Subedi a medios locales, quien denunció una campaña de desinformación destinada a presentar al colectivo juvenil como caótico y dividido. Según Subedi, los vídeos que circulan en redes sociales mostrando supuestas peleas entre manifestantes son manipulaciones que buscan desprestigiar su causa.

Analistas políticos consultados señalan que esta crisis refleja un choque generacional sin precedentes en Nepal, donde la juventud exige cambios estructurales profundos frente a un sistema político tradicional que consideran corrupto e ineficaz. La embajada española en la región mantiene un seguimiento cercano de la situación, especialmente por los aproximadamente 87 ciudadanos españoles que se encuentran actualmente en el país asiático.

En la frontera de Belahiya con India, uno de los principales puntos de entrada de mercancías al país, la oficina de aduanas ha reanudado parcialmente sus operaciones tras ser incendiada durante los disturbios. Shivalal Neupane, responsable de estas instalaciones, confirmó que se ha autorizado la importación de bienes esenciales, aunque deben trabajar manualmente al haber perdido todos sus equipos informáticos y registros durante los ataques.

El panorama en Katmandú es desolador para algunas instituciones clave. El Ministerio de Sanidad, un edificio histórico que había sobrevivido a dos grandes terremotos, quedó completamente destruido por las llamas. Los funcionarios ahora coordinan la respuesta sanitaria desde una pequeña habitación hospitalaria, en condiciones precarias que dificultan la gestión de la crisis.

Las autoridades militares han asumido el control temporal de la seguridad, desplegando efectivos en puntos estratégicos de la capital y otras ciudades importantes. El presidente Ram Chandra Poudel continúa las conversaciones con representantes del ejército y delegados de los colectivos juveniles para establecer una hoja de ruta que permita salir de la crisis actual.

Contexto de una crisis anunciada

Las protestas que desembocaron en esta situación comenzaron como manifestaciones pacíficas contra la corrupción gubernamental a principios de junio de 2025, pero escalaron rápidamente hasta convertirse en un movimiento masivo que exigía la dimisión del primer ministro. Los detonantes incluyeron varios escándalos financieros vinculados a miembros del gobierno y el deterioro de las condiciones económicas que afectan especialmente a los jóvenes.

Nepal, uno de los países más pobres de Asia, arrastra problemas estructurales desde hace décadas que se han visto agravados tras la pandemia y la caída del turismo, su principal fuente de ingresos. Los 29,5 millones de nepalíes enfrentan una inflación cercana al 8,3 % y un desempleo juvenil que supera el 22 %, según datos del Banco Mundial actualizados en el primer tercio de este 2025.

Expertos en geopolítica de la región señalan que tanto India como China, potencias que compiten por influencia en Nepal, observan con atención los acontecimientos. «Cualquier inestabilidad prolongada podría alterar el delicado equilibrio de poderes en esta zona estratégica del Himalaya», explica Ramón Fernández, investigador del Instituto de Estudios Asiáticos de la Universidad Complutense de Madrid.

El sector turístico nepalí, que venía recuperándose tras años difíciles, recibe un nuevo golpe con esta crisis sobrevenida. Las imágenes de violencia han provocado cancelaciones masivas y varios países, incluida España, han recomendado a sus ciudadanos evitar viajes no esenciales al país himalayo hasta que se normalice la situación. Mientras tanto, organizaciones internacionales como Amnistía Internacional han solicitado una investigación independiente sobre las muertes ocurridas durante las protestas. «Es fundamental que se esclarezcan las responsabilidades por el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos», señaló la organización en un comunicado.

1 comentario

user Alfalfa8 | Hace 3 meses

No bloquea nada, al contrario desbloquea su futuro. Podrá servir o no su lucha pero esos jóvenes son de admirar. Al menos aún tienen la oportunidad en estos tiempos donde la población mayor y la tradición religiosa pierde relevancia.... antes de que se pseudochine con camaras y ultra capitalismo de estado. Tienen turismo pero no tienen redes sociales, ni de las chinas...a un paso del precipicio pero vivos, no como los demás.

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