Será la primera vez que Benedicto XVI visite tanto Santiago de Compostela como Barcelona y ante las críticas por el coste de la visita del Papa, los alcaldes de estas ciudades hicieron ayer declaraciones al respecto. El edil gallego, Xosé Sánchez Bugallo, ha calificado de "disparatadas" las valoraciones negativas por el coste de la visita, y alega que los beneficios que dejará el pasó de Benedicto XVI por Galicia "no hay que verlos a 15 o 20 días, sino a los 15 años". A su vez, el alcalde de la capital catalana ha asegurado que la ciudad está preparada para esta "gran oportunidad" para promocionarse, ya que "todas las ciudades globales están acostumbradas a organizar eventos internacionales". Al mismo tiempo, cree que los ciudadanos que expresen su rechazo a la visita "tienen todo su derecho".
El alcalde de Santiago de Compostela también ha calificado de "oportunidad" la visita del Papa a la capital gallega y en una entrevista a TVE, Sánchez Bugallo ha recordado que supondrá para Santiago la llegada de unas 200.000 personas y la retransmisión del evento a través de 100 canales de televisión, con una audiencia estimada de 150 millones de espectadores.
"Los costes son los habituales de un acto de este tipo. Si viniesen los Rolling Stones tendríamos que hacer un plan de seguridad, un plan de aparcamiento... y todo el mundo lo vería bien, por lo que si viene el Papa, tendremos que hacer lo mismo", dice Bugallo.
El edil compostelano ha considerado "una pequeña minoría" a las personas que se manifiestan en contra de la visita del Pontífice, aunque ha visto esta "opinión discrepante" como "absolutamente respetable". Aunque ha asegurado que "más del 99 por ciento de la población de Santiago" está "absolutamente feliz y orgullosa de esta visita".
Sobre la organización, el regidor ha indicado que "está todo prácticamente listo" y ha recordado que todavía existen plazas libres en los hoteles de Santiago a "las tarifas habituales", por lo que ha animado a todos los que lo deseen a acudir a la ciudad.
El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, defiende su apelación que lanzó para que los barceloneses reciban al papa con 'senyeres' en los balcones.