El 40 por ciento de los parados que viven en España reside en hogares donde ninguno de sus miembros trabaja, según el último boletín del Banco de España. Según el organismo supervisor, a pesar de que en España este porcentaje era de los más bajos de la zona del euro en 2007, con un 26 por ciento, se ha situado ya dos puntos por encima del máximo alcanzado en 1994, cuando se situaba en el 37,7 por ciento.Estos desempleados representan aproximadamente el 8 por ciento de la población activa, una tasa de magnitud similar a la tasa de paro total de muchos países de la zona del euro, señala el Banco de España. En su boletín económico de noviembre, el Banco de España subraya que, dado el aumento de las tasas de paro del cabeza de familia y del cónyuge en la crisis actual, se observa una mayor incidencia de situaciones de desempleo simultáneas entre los miembros del hogar.
Por ello, el supervisor sugiere que la capacidad de protección adicional contra el desempleo que pueden constituir los vínculos familiares es ahora menor que en recesiones anteriores, lo que "hace más patente la urgencia de llevar a cabo las reformas necesarias para potenciar rápidamente la creación de empleo". El informe señala que en los últimos cincuenta años se ha producido un cambio demográfico que ha afectado al tamaño medio y la composición de los hogares que ha sido "particularmente intenso" en las dos últimas décadas en los países mediterráneos.
En estos países, a diferencia del resto de Europa, la familia juega un papel "protector muy relevante" que, con el aumento del paro, disminuye. El Banco de España subraya que durante los dos últimos años la tasa de paro de la economía española se ha "deteriorado con mucha más profundidad" que en otros países europeos, y ha pasado del 7,9 por ciento registrado en el segundo trimestre de 2007 al 20,1 por ciento del segundo trimestre de 2010.
Aunque la tasa de paro dista aún cuatro puntos del máximo registrado en la crisis de los 90, el informe destaca que en esta ocasión "el patrón del desempleo es diferente" y su incidencia sobre los hogares es mayor, debido al repunte de la tasa de paro del cabeza de familia y al aumento de las situaciones "simultáneas" de desempleo en el hogar. Por otra parte, sobre la mayor destrucción de empleo juvenil, que disminuyó el 11 por ciento en el tercer trimestre, destaca que parte de esa reducción puede deberse a la intención de este segmento de población de incrementar su nivel educativo.