El presidente francés, Nicolas Sarkozy, denunció ayer un "plan particularmente perverso de depuración religiosa en Oriente Medio", tras el atentado que el pasado viernes costó la vida a 23 coptos en Egipto y la persecución que sufren algunas comunidades cristianas en esa región.
"No podemos tolerar lo que cada vez se parece más a un plan particularmente perverso de depuración religiosa en Oriente Medio", aseguró Sarkozy en un discurso de año nuevo ante las autoridades religiosas de Francia.
El presidente francés se refirió al atentado de la pasada Nochevieja en Alejandría, pero también a las bombas depositadas la víspera en casas de cristianos de Bagdad y al atentado que dos meses antes perpetró Al Qaeda ante la catedral siria de la capital iraquí.
Por primera vez acudió al discurso de año nuevo del presidente a las autoridades religiosas el representante de la comunidad copta en Francia, párroco de la iglesia de Chatenay-Malabry, a las afueras de París, que ha sido recientemente objeto de amenazas racistas.
El presidente aseguró que ha pedido que se tomen en serio esas amenazas y que se protejan las celebraciones navideñas de esa comunidad.
Sarkozy señaló que "en Irak como en Egipto los cristianos de Oriente están en su casa y, la mayoría de ellos, desde hace 2.000 años", al tiempo que aseguró que "no se puede aceptar que esa diversidad humana, cultural y religiosa que es la norma en Francia, en Europa y en la mayor parte de los países occidentales, desaparezca de esa parte del mundo".
"Los derechos que están garantizados en nuestra casa a todas las religiones deben ser recíprocamente garantizados en otros países", agregó.