Eran hermanos, empresarios y deportistas reconocidos, pero también pertenecían a ETA y acumulaban en su caserío familiar cerca de 850 kilos de explosivos, lo que supone el mayor arsenal de la banda desde la desarticulación a principios de 2010 de la base etarra en Óbidos (Portugal). Su detención supone el segundo golpe a ETA en menos de 48 horas, tras la detención de los dos terroristas que dispararon a un gendarme francés, y podría esclarecer varios atentados en Euskadi. Alfredo Pérez Rubalcaba ha explicado que con esta operación, "ETA lleva seis semanas muy malas".
Los dos hermanos tenían empresas que anunciaban en Internet, y destacaban en disciplinas tradicionales vascas, pero también proporcionaban armas a ETA. El arresto de estos dos hermanos ha permitido localizar en uno de sus domicilios explosivos y detonadores que prueban su implicación con la banda. En concreto, el 'comando Erreka' de 'legales', integrado por los hermanos Igor y Aitor Esnaola Dorronsoro, almacenaba en su caserío de Legorreta: 850 kilos de nitrato amónico, 13,5 de pentrita y 100 litros de combustible.
Este arsenal es el más importante localizado de la banda desde la desarticulación a principios de 2010 de la base en Óbidos, donde guardaban 1.500 kilos, 300 de ellos listos para usar. Su detención supone el segundo golpe a ETA en menos de 48 horas, tras la detención de los dos terroristas que dispararon a un gendarme francés, y podría esclarecer varios atentados en Euskadi.
Rubalcaba ha explicado que con esta operación, "ETA lleva seis semanas muy malas". Los dos detenidos, los hermanos Aitor e Igor Esnaola Dorronsoro, están acusados de integrar un grupo de legales, es decir, no fichados por la Policía, y de haber participado en las labores logísticas de la banda, como el suministro de explosivos para cometer atentados. Y eso a pesar de que vida era aparentemente normal, e incluso destacaban como empresarios y como deportistas.
Los registros que se han llevado a cabo han confirmado las sospechas de los agentes. La Guardia Civil se ha incautado de explosivos, detonadores, material informático y documentación de ETA en los registros practicados en el caserío familiar de Legorreta, a las afueras del municipio, y en un domicilio que contaba con una bajera en el centro de la localidad.