El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, se enfrentaron ayer con dureza en el último debate del estado de la nación del presidente, quien contestó a las exigencias de su oponente para adelantar elecciones con reproches por no haberle ayudado a combatir la crisis.
Hasta tal punto llegó la tensión en el "cara a cara" entre ambos que Zapatero comparó el papel del PP con el de la oposición griega, mientras Rajoy le advirtió de que no sería "democrático" que se sumara a sus "errores" en el Gobierno.
Tras el discurso pronunciado por Zapatero por la mañana, en el cual había defendido sus medidas anticrisis antes de pedir apoyo para culminar sus reformas, Rajoy subió por la tarde a la tribuna del Congreso y centró su discurso en justificar la necesidad de que el presidente convoque ya las elecciones.
"Lo que necesita España es que se abran las urnas y que los ciudadanos puedan escoger, no tanto quién les gobierna, sino a quién trasladan esa confianza que el Gobierno ha malgastado", enfatizó Rajoy.
Aparte de la economía, cuya mala situación exigirá una "obra titánica" que se mostró dispuesto a asumir, Rajoy instó a Zapatero a actuar "sin complejos" contra Bildu aplicando las últimas reformas legales para no dejar pasar a la coalición "ni una chulería, ni una amenaza, ni una vulneración de la ley". Recordó que, para el PP, Bildu era "una nueva trampa de ETA" para colarse en las instituciones, algo según él confirmado por los hechos, al haber vuelto "la intimidación, la chulería y el desprecio a la ley" en los ayuntamientos y diputaciones vascas.
No recogió el guante Zapatero sobre este asunto en su réplica al líder del PP, dedicada, con la máxima contundencia, a hacer ver la ausencia de propuestas del jefe de la oposición.
Jaleado por los aplausos del grupo socialista, el presidente le espetó que su estrategia consista en "desear que las cosas no mejoren para ver si así mejoraba usted", algo "muy difícil", y despreció su petición de elecciones anticipadas al señalarle que no ha propuesto "nada de nada" al margen de este requerimiento, anunciándole que las perderá cuando se celebren.
Mariano Rajoy, al que el Grupo Popular también aplaudió con ganas, le replicó recordando que nunca ha habido una oposición que haya hecho tantas propuestas y nunca ha habido un Ejecutivo que haya votado tanto en contra. "Ya está bien de echarle la culpa a los demás; si hubiera hecho caso a nuestras propuestas, las cosas habrían ido mucho mejor", afirmó.
Después, ambos se enzarzaron al discutir sobre la herencia que va a dejar el actual presidente, una vez que Rajoy vio "lógico" que Zapatero "esté de los nervios" ante la perspectiva de que quien recibió la "mejor herencia económica" de la democracia deje "la peor" de todas.
Para contestarle, el jefe del Gobierno puntualizó que el PP le pasó como herencia "muy baja productividad y mucho ladrillo" y confesó que si de algo se arrepiente es de no haber "pinchado" la burbuja inmobiliaria en 2004. Además, recordó a Rajoy que con él España consiguió una prima de riesgo más baja incluso que la de Alemania y el menor nivel de paro de la historia, aunque admitió que con sus cifras actuales el desempleo es "inasumible".