El candidato del PSOE al 20-N, Alfredo Pérez Rubalcaba, defendió ayer la reforma de la Constitución porque con ella España ofrece más garantías que otros países para aguantar la tormenta financiera y subrayó: "Lo que está pasando en Grecia no lo quiero para mi país, aunque me cueste votos".
Rubalcaba lanzó este mensaje durante un encuentro a puerta cerrada con 53 jóvenes universitarios, con quienes dialogó sobre universidad, empleo y becas, sin olvidarse de temas de actualidad, como la reforma constitucional que ha comenzado a tramitarse en el Congreso.
Fuentes socialistas presentes en este encuentro explicaron que Rubalcaba volvió a defender el cambio constitucional, con el que dijo sentirse "cómodo", porque en el año 2006, cuando era portavoz parlamentario, se aprobó la ley de estabilidad presupuestaria que recoge ese mismo principio de estabilidad.
Una ley que, recordó, en aquel momento sí apoyaron IU y ERC, que ahora se oponen a la reforma de la Carta Magna. "La deuda es como el colesterol malo", apostilló.
Preguntado por las consecuencias de la reforma de la Carta Magna, que mañana seguramente será aprobada por la Cámara Baja, quiso dejar claro que no supondrá recortes en las políticas sociales.
A los recortes se puede llegar con un endeudamiento excesivo, les respondió a los universitarios, a quienes les detalló que la deuda le cuesta a España hoy por hoy unos 28.000 millones al año.
"No poder pagar esa deuda sí sería traumático para el Estado del bienestar", añadió, antes de sostener que la alternativa a la reforma "era un riesgo para España".
Con esta medida, a su entender, España está poniendo un "dique de contención" ante posibles ataques especulativos el próximo otoño, al transmitir un mensaje contundente de solvencia.
Echó mano además de la historia para asegurar que la estabilidad presupuestaria es un principio que implantó la socialdemocracia sueca en la década de los años 40 del siglo XX.
Por eso, situó al PSOE "entre los manirrotos que defienden una deuda excesiva y los fanáticos del déficit cero", e insistió en que la estabilidad "es un dogma progresista", mientras que "el dogma neoliberal es el déficit cero y cargarse el Estado del bienestar".
También explicó las razones que han llevado al Gobierno y al PSOE a plantear esta reforma y a hacerlo de una forma tan rápida y sin referéndum, y alegó que las turbulencias financieras de agosto, el aumento de la prima de riesgo, la incertidumbre sobre la recuperación de Europa y las dudas sobre la solvencia de Estados Unidos hacen prever un otoño complicado.
Ante ese panorama, España tenía que protegerse y el Gobierno y el PSOE consideraron que, después de los ajustes del año pasado, "podría ser suficiente" con esta reforma constitucional y llevar el principio de estabilidad presupuestaria a la Carta Magna.
Esas mismas ideas avalan, a su entender, la no convocatoria de un referéndum, ya que es ahora cuando hay que poner "un dique de contención ante las dificultades que puedan venir" y es ahora cuando hay que hacerlo para que la medida sea "eficaz".
Si la situación fuera normal, sugirió Rubalcaba, la reforma podría haberse planteado de otra manera.
No obstante, quiso dejar claro que el PSOE no está renunciando a ningún principio al no someter la reforma a consulta popular, pues la propia Constitución contempla esta vía de modificación.