En una de sus mayores exhibiciones de fuerza, los manifestantes de la plaza Tahrir desafiaron con espíritu renovado al poder de la Junta Militar exigiéndole que abandone el poder y desestimando el anuncio de su nuevo primer ministro.
En una de las convocatorias más multitudinarias desde la caída de Hosni Mubarak, si no la mayor, los manifestantes mantuvieron así el pulso con los militares después de una semana de violentos choques con las fuerzas de seguridad que dejaron al menos 41 muertos y miles de heridos.
A diferencia de días pasados, se vivió un ambiente tranquilo y festivo con la presencia de familias enteras que recordaban escenas de la Revolución del 25 de Enero.
"Esta es la calle de la libertad, antes llamada Mohamed Mahmud", decía una gran pancarta colocada a la entrada de la vía del mismo nombre que se convirtió en el centro de los últimos disturbios y que ayer sólo guardaba una barrera de espinas como recuerdo.
A primera vista, desaparecieron las habituales mascarillas para evitar los gases lacrimógenos y el sonido de las ambulancias trasladando heridos.
En su lugar se escucharon los fuegos artificiales y los gritos de lemas como "libertad" o "el pueblo quiere que caiga el mariscal", en alusión al jefe de la Junta Militar, Husein Tantaui.
La noticia de que Tantaui había designado horas antes a Kamal Ganzuri como nuevo primer ministro en sustitución de Esam Sharaf no gustó a los manifestantes.
Disconformes con el nombramiento de Ganzuri, centenares de personas bloquearon el acceso al Consejo de Ministros, ubicado cerca de la plaza.
También circuló una propuesta de referéndum a favor de la creación de un gobierno de salvación nacional integrado por personas capaces de reunir distintas tendencias.
Entre ellas están el premio nobel de la Paz Mohamed el Baradei, el islamista y exmiembro de los Hermanos Musulmanes Abdelmoneim Abul Futuh, el independiente Hosam Eisa y el líder del Partido Karama (de izquierdas), Hamdin Sababhi, dijeron a Efe activistas en Tahrir.
"Hace diez meses hubiéramos valorado su nombramiento, pero la situación que atraviesa Egipto ahora es muy difícil; necesitamos a alguien que no medie con los militares y tenga plenos poderes", apuntó la joven Rasha Abulenein.