La Unión Europea ha empezado a cambiar su discurso económico y a distanciarse de la ortodoxia alemana, y en vista del escepticismo que generan los ajustes puros, ha empezado a poner más el acento en el crecimiento, una línea que ya preconiza el Fondo Monetario Internacional desde hace meses. Sin embargo, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, se desmarcó de esta tendencia y afirmó que la austeridad "no es la política de Angela Merkel" sino que es la que rige para la UE y el euro, a la que los países de la moneda única se han comprometido.
En cambio, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y los primeros ministros de Italia, Mario Monti, y Bélgica, Elio Di Rupo, se sumaron ayer, aunque con matices, a las manifestaciones en ese sentido de los últimos otros líderes comunitarios a favor del cambio.
Van Rompuy reconoció, en una conferencia sobre la salida de la crisis en Bruselas, que "Europa necesita un crecimiento económico estructurado", aunque advirtió de que lo primero son las reformas, que llevarán cierto tiempo.
También se mostró abierto a considerar un giro en las políticas europeas y anunció que estudia convocar una cumbre extraordinaria de líderes de la UE para avanzar medidas de fomento del crecimiento económico antes de finales de junio.
"No descarto convocar a los líderes europeos a una reunión informal para un intercambio abierto de ideas en una fecha más temprana y preparar mejor las medidas del Consejo Europeo de junio -previsto para los días 28 y 29 de ese mes-", señaló Van Rompuy en el foro, en el que también participaron Monti y Di Rupo.
Montialertó de que todas las medidas de ajuste que se están tomando en la UE no traerán crecimiento por sí solas, por lo que reclamó que se ponga en marcha una verdadera política para fomentar la actividad económica.
"Ahora Europa necesita políticas para aumentar su potencial de crecimiento y evitar políticas que sólo dan la sensación de contribuir al crecimiento", sostuvo en una conferencia empresarial sobre la salida de la crisis.
Monti explicó que no se trata de cuestionar el pacto fiscal europeo o la disciplina presupuestaria, y rechazó que la solución resida en seguir incrementando el déficit como en el pasado.
"Necesitamos abrir la mente, no como manera de eludir la disciplina presupuestaria sino de hacerla realmente sostenible a medio plazo", añadió.
Este giro no supondría abandonar la austeridad, sino complementarla con un mayor énfasis en el crecimiento.