Alemania recibió ayer con cautela la propuesta de cooperación de Edward Snowden, el extécnico de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EEUU que reveló sus programas de espionaje, al reprimir sus ansias de saber ante las posibles repercusiones diplomáticas y legales que comportaría.
El portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, recalcó que, «desde el principio», la postura de Berlín ha sido «cooperar» con EEUU para «aclarar» lo sucedido, de modo que dejó implícito que prefiere primero agotar esta vía.
Snowden, que ha provocado la mayor crisis diplomática en décadas entre EEUU y uno de sus más firmes aliados, ha propuesto -en una carta remitida al Gobierno, el Parlamento y la Fiscalía general de Alemania- explicar en persona en este país, y con los documentos que obran en su poder, el escándalo del espionaje.
«Cuando se resuelvan las dificultades que rodean mi situación humanitaria, estaré en condiciones de cooperar en la búsqueda responsable de los hechos» que han relatado los medios y aclarar «la verdad y autenticidad de los documentos» publicados, indica Snowden en la carta.
El planteamiento de Snowden, sin embargo, contiene derivadas indeseables para el Gobierno alemán en clave exterior, pues implica pactar en primer lugar con Rusia y enfrentarse en un segundo paso a EEUU, argumentó hoy en una multitudinaria rueda de prensa el parlamentario Hans-Christian Ströbele.
Ströbele, diputado por Los Verdes, es el miembro más veterano de la comisión parlamentaria de secretos oficiales y quien recogió en mano la carta de Snowden para las autoridades alemanas tras insistir desde el pasado julio en entrevistarse con él.
Después de que Washington le retirase el pasaporte tras las primeras revelaciones, Snowden obtuvo un permiso de residencia temporal en Rusia, pero este documento no le permite viajar a Alemania, país en el que EEUU ya ha presentado una petición de extradición preventiva en su contra.
Así, el extécnico de la NSA sólo podrá viajar a Alemania en condiciones de seguridad si antes Berlín y Moscú acuerdan los términos legales del desplazamiento y siempre que el gobierno alemán se comprometa a darle asilo, con lo que evitaría su extradición.
Esto implica, inevitablemente, roces entre Berlín y Washington, algo que el Gobierno alemán está intentando evitar, pese a que primero se difundió que EEUU recopilaba millones de metadatos de llamadas y correos electrónicos en Alemania y, posteriormente, que había «pinchado» durante años un móvil de la canciller alemana, Angela Merkel.