El religioso Manuel García Viejo se encuentra grave, según los médicos que le atienden en el Carlos III donde ha ingresado esta madrugada, quienes analizan, junto al Ministerio de Sanidad, qué tratamiento administrarle, dado que están agotadas las existencia del suero experimental Zmapp.
García Viejo, repatriado hoy desde Sierra Leona al estar infectado con el virus del Ébola, presenta un cuadro importante de deshidratación y una afectación hepato-renal marcada.
Además del Zmapp, existen otros dos tipos más de tratamientos experimentales, que son el denominado TKM y los sueros extraídos de pacientes convalecientes tras superar el virus, según ha explicado el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón.
Simón ha señalado que mañana se decidirá si se puede aplicar al médico infectado -tras autorizarlo el propio enfermo- el suero de un paciente que se recupera en un hospital de Alemania pero que tenía hepatitis B.
José Ramón Arribas, jefe de la Unidad de Infecciosas del hospital madrileño, ha asegurado que las existencias de Zmapp están agotadas en todo el mundo y su proceso de desarrollo es muy complejo, por lo que se están valorando las otras alternativas experimentales, cuyos resultados -ha advertido- no están probados aunque la Organización Mundial de la Salud ha reconocido que es ético su utilización en estos casos.
El protocolo que se está siguiendo con García Viejo es el mismo que se adoptó con el religioso Miguel Pajares, ha explicado el jefe de Servicio de Medicina Interna del hospital, Francisco Arnalicha, aunque ha admitido que en el primer caso se tomaron medidas de precaución «extremas» que «no eran rigurosamente necesarias», como evacuar todo el hospital Carlos III.
Respecto a las medidas de protección, ha recordado que el personal que le atiende lleva un equipamiento especial que se desecha al salir de la habitación, situada en la sexta planta del hospital y que está sellada.
Un supervisor vigila el comportamiento del equipo que le atiende, que por turnos está formado por un médico, dos enfermeras, dos auxiliares y un celador que se irán rotando.
Desde la Consejería de Salud madrileña, su titular, Javier Rodríguez, ha destacado que se trata de personal «entrenado y muy motivado, la mayor parte voluntarios».
Mientras tanto, los pacientes han acudido hoy a las consultas con normalidad, y aunque algunos confesaban sentir algo de miedo por el ingreso del médico infectado por ébola, explicaban que no han tendido opción de cambiar la citación.
«Tengo que venir, ¿qué hago?, no había otro remedio; si me lo contagian mala suerte» señala María, una mujer de unos 70 años que ha acudido a hacerse una analítica.
También Matilde Tena, de una edad similar, reconocía sentirlo. «Sí me da algo de miedo, pero debía venir. Pregunté y me dijeron que todo era normal; algo preocupada estoy, porque a ver si voy por una cosa y me llevo tres», ha bromeado.
A María Jiménez le han quitado los puntos tras su operación de vesícula. «Todo muy rápido y muy bien. No se habla dentro del hospital del enfermo de ébola, yo creo que mucha gente no se ha enterado de que está ingresado el religioso». Su marido, que le acompaña, asiente con la cabeza e insiste: «Todo muy bien».
Respecto a la repatriación desde Sierra Leona del religioso, la directora de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Mercedes Vinuesa, la ha calificado de «rápida y eficaz».
Ha relatado que tras un vuelo «sin incidentes» y una vez que llegó el enfermo a Torrejón de Ardoz, a las 03.15 horas, Sanidad Exterior procedió a verificar que se habían mantenido las condiciones de bioseguridad correctas.
Después, el dispositivo de la Comunidad de Madrid se hizo cargo del paciente, que estaba «consciente y estable».
Por deseo del paciente, no se facilitarán más partes médicos, según ha aclarado la Consejería de Sanidad, que informó hoy de la situación «grave» del religioso.