El vinilo ha dejado de ser una moda entre los amantes de lo retro y lo hipster para consolidarse como primera opción de los melómanos.
Parece que la industria musical no muere, sólo «se transforma» y hace frente a la piratería. Ahí es donde el vinilo juega un papel clave, ya que «si lo quieres lo tienes que comprar, no se puede piratear, tienes que pagar los 30 eurazos si quieres tener lo nuevo de Radiohead», cuenta Gus Ferradas, de Mais Vinilos, la única tienda en Palma en la que exclusivamente se vende este formato, aunque también se pueden adquirir en otros espacios, como Xocolat o Rata Corner, entre otros.
«Lo que parecía una moda se ha consolidado», expresa Edy Pons, músico y copropietario del espacio cultural Rata Corner, que aglutina libros, arte y música, y ésta última solo en formato vinilo. ¿El secreto de este auge? «El hecho de ilusionarte en ir a comprar un vinilo, por su valor, por el arte gráfico, ya lo cambia todo, estás adquiriendo un objeto», añade.
Casete
Aún así, al vinilo le ha salido un competidor: el casete, que los mayores de 40 años conocen y las nuevas generaciones acaban de descubrir. Viven una segunda juventud gracias a estos jóvenes que nacieron en la era digital.
Gran patinazo, querid@ music: ni el 1% de lo almacenado en mi disco duro son descargas. Y, además, ese pequeño porcentaje que poseo ni siquiera está publicado en ningún formato, son temas que comparten los propios artistas. El otro 99 % son mis propios discos o copias de discos prestados (igual que hicimos en su día con las casetes y nadie se rasgaba las vestiduras). Y no robo a los artistas como hacen las multinacionales discográficas: voy a conciertos, tanto en España como fuera. Y sí, tienes razón, el sonido comprimido no tiene color, de acuerdo. Por eso no me deshago de mis discos físicos, mi equipo de música y mis Sennheiser.