La portavoz del Equipo Internacional de Expertos Electorales Internacionales (IEERT), Helena Catt, ha admitido este lunes que están en 'shock' por haber visto escenas que nunca se deberían producir y que esperan que no se repitan nunca porque presenciaron «numerosas y repetidas violaciones de derechos civiles y humanos».
«Nos queda claro que esto fue una operación de estilo militar, cuidadosamente planificada, que se orquestó de manera central. Nos dejó en 'shock' que policías armados entraran en colegios electorales para perturbar un proceso electoral pacífico», ha asegurado en rueda de prensa el día después del referéndum del 1 de octubre.
Tras constatar las dificultades y problemas a los que se enfrentaron los catalanes que querían votar de forma pacífica, ha reconocido que hubo improvisaciones y cambios de última hora en el proceso de votación que no fueron coherentes en toda Catalunya, tampoco con lo que establecía la ley y la organización del referéndum.
Pese a que detallarán en su informe final estas cuestiones, ha avanzado tres ejemplos: la necesidad de mantener la custodia de las urnas en todo momento, la utilización del registro electoral y «ciertas incoherencias» relativas a si las papeletas tenían que ir dentro de un sobre o no.
Sin embargo, Catt ha defendido que observaron muchos actos que demuestran «la voluntad firme del pueblo catalán a expresarse a través de las urnas», y que los que trabajaron en los colegios electorales lo hicieron de buena fe.
«No vimos señal de manipulación alguna o de mala fe», ha asegurado la portavoz del IEERT, tras apuntar que detectaron persistencia en el esfuerzo de las personas para poder votar y una participación muy alta pese a los obstáculos y el miedo que hubo.
Durante el 1-O, Catt dirigió un equipo de 70 observadores acreditados que visitaron más de 100 puntos de votación en Catalunya, y supervisaron lo que se vivió entre las 5.00 y las 20.00 horas del domingo, y el recuento de votos.
El IEERT es un grupo informal de investigadores, académicos y expertos en elecciones de Nueva Zelanda, Canadá, Reino Unido e Irlanda que han trabajado previamente en misiones de observaciones en procesos electorales en diferentes partes del mundo.