El Gobierno no asistirá este jueves a la toma de posesión del presidente electo de Cataluña, Quim Torra, porque «desde la Generalitat se le ha intentado imponer el nivel de la delegación gubernamental, cosa que no ha aceptado», han informado fuentes del Ejecutivo.
Asimismo, el Gobierno considera que «el modelo de acto organizado por la Generalitat degrada la propia dignidad de la institución».
Torra tomará posesión en un acto breve, discreto, sin parlamentos y sin apenas invitados en el Palau de la Generalitat, 202 días después de la destitución del Govern de Carles Puigdemont.
Para tomar posesión, repetirá la fórmula que usó su predecesor en el cargo, Carles Puigdemont, quien en 2016 evitó toda referencia a la Constitución y al Rey.
En 2016, al relevar a Artur Mas, Puigdemont respondió afirmativamente a la pregunta que le formuló la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell: «¿Promete cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament?».
Después de días de negociación entre las administraciones central y catalana sobre el formato que debe tener la ceremonia, Torra, que quería un acto austero y sin invitados, tomará posesión, posiblemente, en el Saló Verge de Montserrat de Palau, antesala del despacho del president, en lugar del tradicional Saló de Sant Jordi.
Torra quiere un acto breve, sencillo y en presencia de su familia y del presidente del Parlament, Roger Torrent, en contraste con las tomas de posesión anteriores en el Saló de Sant Jordi, que solían congregar a más de 200 personalidades de los ámbitos político, social y económico de Cataluña.