Pedro Duque, el primer español que ha viajado al espacio, es el encargado de colocar la ciencia en primera línea política y recuperar uno de los sectores más afectados por los recortes durante la crisis en el nuevo Gobierno del socialista Pedro Sánchez.
El astronauta, que siempre ha querido regresar a la Estación Espacial Internacional (ISS), ha apostado muchas veces por que España tenga más inversión en I+D+i, con más peso en el crecimiento económico.
Fue premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1999 junto a un equipo de astronautas de la ISS, entre ellos el legendario John Glenn, que había sido el primer astronauta en orbitar la Tierra.
Gran defensor de la divulgación científica dirigida sobre todo a los más pequeños y de que la sociedad en su conjunto haga un esfuerzo por que las chicas estudien carreras científicas y técnicas, este madrileño de 55 años llega al Gobierno después de que las políticas científicas hayan estado siete años sin ministerio.
Ahora se llamará Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y se trata de una vieja reivindicación tanto de los investigadores como de la mayoría de los partidos, también del PSOE cuando estaba en la oposición; la última ministra de Ciencia fue Cristina Garmendia, en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Contra la sequía en la ciencia
Duque llega al puesto con una larga lista de cosas por hacer para acabar con «la sequía y abandono» a la que, según los socialistas, el PP ha sometido a la ciencia: recuperar a 10.000 jóvenes científicos, alcanzar una inversión en ciencia del 2 % del PIB antes de 2020 y disminuir la burocracia son algunas de las prioridades.
Mucho trabajo y es que, como el propio Duque ha ironizado en su primer tuit tras el nombramiento, en el que recuerda a su madre, y ayudándose de un chiste del humorista Antonio Fraguas, Forges, «los cargos los carga el diablo».
Duque se licenció en 1986 en Ingeniería Aeronáutica por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y durante su carrera ha estado empeñado en llevar la ciencia y en particular el espacio a las aulas, a los medios y a las universidades, porque lo conseguido a miles de kilómetros de la Tierra siempre revierte en la ciudadanía.
Quienes le conocen destacan de él que cree en la ciencia y la ve como pieza fundamental para el futuro del país.
Es una persona muy íntegra y dice siempre lo que piensa, afirman estas fuentes, que recuerdan que ha trabajado tanto en el sector público como en el privado y ha visto la investigación desde los dos lados, teórico y aplicado, teniendo así una visión global de la misma.
El nuevo ministerio «encaja» con su trayectoria, que también ha estado vinculada a la docencia; fue profesor en la UPM.
Precisamente, en la universidad se hace el 60 por ciento de la investigación española, centros en los que además Duque tendrá que revisar asuntos relacionados con la gobernanza o la transparencia y terminar con la brecha de género en los altos cargos universitarios.
Duque, después de licenciarse en 1986, empezó a trabajar en el Grupo de Mecánica de Vuelo (GMV) y a finales de ese año se incorporó al grupo de Determinación Orbital del Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA), en Alemania.
Después de contestar a un anuncio de prensa y tras superar duras pruebas, fue seleccionado en 1992 para formar parte del primer equipo de astronautas de la ESA.
Inició el aprendizaje en Darmstadt (Alemania), en el Centro Europeo de Astronautas, y más tarde recibió entrenamiento en Moscú (Rusia), en la Ciudad de las Estrellas, y en EE. UU., en la NASA.
Entretanto, fue suplente en tierra en el vuelo Euromir de la ESA (1994) y de la misión Spacelab STS-78 de la NASA en 1996.
Un español en el Discovery
El 21 de noviembre de 1997 fue confirmado como representante de la misión de la NASA Space Shuttle STS-95 del transbordador espacial Discovery.
Tras recibir entrenamiento en el centro de astronautas Johnson Space en Houston (Texas), viajó por primera vez al espacio en 1998, en una misión de nueve días de duración en la que participaron siete tripulantes: Duque fue el astronauta más joven, y John Glenn (77 años), el más veterano.
En 2003 realizó su segunda misión espacial como ingeniero de vuelo de la nave rusa Soyuz TMA y permaneció diez días en el espacio para cumplir en la ESA la misión Cervantes.
Al año siguiente fue nombrado director de Operaciones del Centro de Operaciones y Asistencia a los Usuarios para España de la ESA, ubicado en la Politécnica de Madrid, en la que fue profesor del curso de libre elección Ciencia y Operaciones en el espacio.
En 2007 presentó a la sociedad Deimos Imaging, primera firma privada de la UE con sede en Valladolid (España), especializada en satélites de observación terrestre.
Miembro de la Academia Española de Ingeniería, ha recibido multitud de condecoraciones y «honoris causa».
Aficionado al buceo, la natación y el ciclismo, está casado y es padre de tres hijos, y nunca descartó volver al espacio: depende de la ESA, pero «yo, por mí, voy», dijo el pasado año cuando entrenaba en la base Aquarius de la NASA a 20 metros bajo el mar.