El escultor coruñés Enrique Tenreiro, que el pasado 31 de octubre pintó en la tumba de Franco una paloma y la leyenda «por la libertad», ha declarado en su citación ante la Guardia Civil que fue una «performance», por la que ahora está acusado de daños y de un delito de desórdenes públicos.
En su comparecencia ante la Guardia Civil de Oleiros (A Coruña) ha contestado a todas las preguntas, tal y como ha indicado a Efe, y ha remarcado que su gesta no fue más que una expresión artística que pretendía buscar felicidad en aquellos que se vieron privados de ella por la dictadura.
Iba dirigida hacia esa generación «dañada» y con el afán de que algún día no exista más rencor por el pasado reciente, ha remarcado.
Era, el suyo, por tanto, según sus propias palabras, un gesto por la reconciliación, y por eso muestra su satisfacción con que al menos no se le acuse de «odio», porque no es el caso; pero ve excesivo el de desórdenes públicos, dado que entiende que no ha alterado la paz ejecutando un acto de violencia.
En su citación, ha relatado cómo desafió la seguridad, cuál es su relación con el reportero gráfico gallego Pedro Armestre, que grabó los hechos y también ha tenido que aportar su testimonio, y ha recordado Tenreiro, asimismo, que empleó una pintura que desaparece fácilmente, muy fácil de lavar.