Unos 8.000 jóvenes han participado esta pasada madrugada en un macrobotellón convocado a través de las redes sociales en el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), una fiesta no autorizada que se ha saldado con peleas, suciedad, destrozos y una denuncia por violación que investigan los Mossos d'Esquadra. El macrobotellón, que acabó descontrolándose del todo, ha avivado el debate sobre la labor institucional para prevenir y actuar en estas fiestas ilegales multitudinarias durante la pandemia de la COVID-19.
La fiesta se convocó en las redes sociales inicialmente como un acto promovido desde la Facultad de Ingeniería. Cerca de la medianoche, miles de jóvenes se dirigieron en coche al campus universitario, situado en el municipio barcelonés de Cerdanyola del Vallés, junto a importantes nudos de conexión viaria y la autopista AP-7, además de en tren, lo que provocó la saturación de la línea de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) que conduce a la UAB.
La presencia masiva de los jóvenes ocasionó el colapso en las carreteras de acceso al campus y, algunos de ellos, viajaron en el tren cantando, fumando y bebiendo, además de provocar daños en los vagones. Pese a todo, no se han registrado detenciones.
En el campus, algunos jóvenes rompieron mobiliario de la universidad y molestaron a los residentes de las viviendas de la UAB ubicadas en el mismo recinto.
La institución ha anunciado este sábado que hasta el lunes no podrán cuantificar las pérdidas ocasionadas por los violentos y los demás participantes, que además dejaron un rastro de basura por todo el campus, una suciedad que esta mañana se han encargado de limpiar algunos estudiantes residentes en la UAB que no participaron en el botellón.
Una joven de 18 años denunció haber sufrido una agresión sexual por parte de un desconocido. La mujer fue atendida en el hospital Parc Taulí de Sabadell y posteriormente presentó una denuncia ante los Mossos, que investigan lo sucedido.
Los Mossos fueron alertados pasadas las 23:00 horas del viernes de que se estaban congregando los jóvenes en el campus, por lo que controlaron los accesos mientras que los agentes privados de seguridad de la UAB vigilaron el desarrollo de la fiesta dentro del recinto universitario. El director de los Mossos, Pere Ferrer, entrevistado este sábado en la emisora RAC1, ha calificado el macrobotellón de «vergüenza colectiva».
«Genera un punto de cierta vergüenza colectiva -ha dicho Ferrer- que situaciones como estas, después de un año y medio de pandemia, se sigan produciendo con estas magnitudes. Pero tampoco se puede pedir a la policía que, cuando 3.000 personas están llegando allí, hagan lo que sea para impedirlo; no se respetaría ningún principio de proporcionalidad».
El director de los Mossos ha explicado que, cuando fueron avisados de la fiesta y del colapso circulatorio que se estaba creando para acceder a la UAB, «se 'perimetraron' los accesos para evitar que entrara más gente».
«Pero como no entramos en el campus, no hemos podido hacer identificaciones de las personas que seguramente han acabado haciendo algún tipo de daño», ha añadido.
El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) desplazó anoche a la fiesta ilegal a una decena de unidades terrestres, que realizaron diez asistencias médicas, todas leves, a causa de contusiones e intoxicaciones etílicas.
Ferrer ha agregado que, cuando una fiesta se está haciendo con tanta gente, «la actuación policial es inviable», al tiempo que ha recordado que los Mossos han reforzado los efectivos de noche un 20 por ciento, con un coste de tres millones de euros, para evitar precisamente actos como el de anoche.
El rector de la UAB, Javier Lafuente, también en una entrevista en RAC1, ha explicado que en la tarde de ayer tuvieron conocimiento de la convocatoria de la fiesta y que la universidad emprendió «las acciones pertinentes» que «pudo», como cerrar aparcamientos, avisar a los Mossos y organizar el sistema de seguridad de la universidad.
El equipo de gobierno de la UAB ha rechazado este sábado el macrobotellón con un comunicado en el que ha asegurado que tomó las medidas adecuadas para evitarlo y en el que pide «el compromiso de todos los agentes sociales» para evitar que se repita.
«Ante estos hechos -pide el rectorado-, reclamamos una reflexión profunda por parte de las diversas autoridades públicas para intentar prevenir y evitar hechos parecidos en el futuro».