Corría el 10 de febrero de 2020 cuando Paz Esteban tomó posesión del cargo como nueva secretaria de Estado directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), un acto presidido por la ministra Margarita Robles, quien el pasado miércoles ante la Comisión de Defensa del Congreso avaló su tarea al frente de uno de los organismos más sensibles para la seguridad nacional.
Quién es Paz Esteban, la persona en la que se fijaron todas las miradas cuando compareció en las mismas instancias que su superior en el organigrama del Ministerio, y que menos de una semana más tarde ha sido cesada por el propio ejecutivo.
En verdad Paz Esteban acumuló más tiempo que ese al frente de la inteligencia de nuestro país, ya que ocupaba el cargo de secretaria general directora interina del CNI desde unos meses antes, concretamente desde julio de 2019, en sustitución del general Félix Sanz que pasó a la reserva. Nació en Madrid en 1958 y es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid. En 1983 ingresó en el entonces denominado Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). Esteban ha permanecido casi cuarenta años en la casa de la Inteligencia española, hasta que un escándalo de espionaje a líderes independentistas ha propiciado su caída.
Después de asumir diversos cometidos en la organización, Esteban fue nombrada secretaria general del CNI en 2017, responsabilidad anterior a ocupar el cargo de directora de manera interina. En su discurso Esteban citó expresamente la «señal clara de respaldo a la institución» emitida por parte del presidente Pedro Sánchez y por la propia ministra de Defensa con su elección, palabras que hoy adquieren una connotación distinta con el escándalo de espionaje Pegasus en ciernes.
En ese acto la directora del CNI reconoció públicamente a los «3.000 hombres y mujeres que sirven en la institución», lo mismo que Robles ante la Comisión de Defensa en el Congreso, y dijo que bajo su batuta el CNI debía adaptarse, crear una organización «más y mejor, más moderna, más flexible y más innovadora, y, al mismo tiempo, debe adaptarse mejor a la sociedad del conocimiento en la que vivimos», una sociedad de la cual también emanan algunos riesgos.
Esteban reconoció entonces que era un privilegio dirigir una institución como el CNI «por la altura de la misión que tenemos encomendada». A la vista de los pronunciamientos y de las evidencias parece haber ganado peso la tesis de quienes opinaban que las responsabilidades deben situarse a la misma altura.