En distintas partes del discurso en su primera aparición en el Debate del Estado de la Nación el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aconsejado a los españoles alejarse de ciertos cantos de sirena, algo que él mismo ha calificado como las recetas de los «curanderos», en un momento complejo y convulso por todo lo que ha acarreado la invasión rusa en Ucrania.
«Explicar las medidas que hemos llevado a cabo sería lo normal en circunstancias normales» pero estas no lo son ni mucho menos, ha dicho Sánchez, quien ha aludido directamente a la peor pandemia en cien años, a la erupción del volcán de la Palma y a la belicosa actitud de Vladímir Putin como las tres patas sin las cuales no se entiende bien la problemática sucinta al actual momento histórico. «Cuando uno sufre una dolencia grave no quiere oír hablar de lo sano que tiene el resto del cuerpo. Los españoles quieren que nos centremos en lo que está mal» de modo que «voy a hablarles de presente y futuro» y «no voy a andarme por las ramas» ha anunciado Sánchez antes de enfundarse en su metafórico vestido de facultativo tecnócrata.
Como aliado de la ciencia y el sentido común, con ocasión del importante debate en clave nacional, Sánchez ha señalado a la inflación como el «gran reto» a combatir, una enfermedad grave de nuestra economía que «empobrece a todos y especialmente a los mas vulnerables. Sin diagnóstico certero es difícil actuar». Siguiendo con el símil sanitario que ha desarrollado en su turno de palabra el presidente Sánchez ha asegurado que «el curandero no tiene conocimientos científicos ni datos, quiere beneficiarse de la enfermedad».
¿El curandero es Alberto Nuñez Feijóo o tal vez lo sea Vox? Sánchez no lo ha aclarado del todo, aunque según él el curandero practica «diagnósticos sencillos que reafirman prejuicios ideológicos arraigados y difundidos por ciertos medios de comunicación». Entre ellos ha mencionado, por ejemplo, el mantra al que se han abonado algunos sectores de que «la izquierda no gestiona bien la economía, o que subir el salario mínimo era una mala idea». «Ninguna institución o estudio empírico avala las tesis del curandero» ha recalcado al respecto.