El Mediterráneo se calienta más rápido que el resto del planeta y las proyecciones de este siglo apuntan a un incremento considerable de las temperaturas incluso en escenarios de mitigación de los efectos de la crisis climática, con un claro impacto en los recursos hídricos y en la salud de los ciudadanos. Son las proyecciones con las que trabaja el Barcelona Supercomputing Center en el marco de la publicación esta pasada semana del informe «Lancet Countdown on Health and Climate Change» (La cuenta atrás de Lancet en salud y cambio climático). Los datos publicados son el resultado de la colaboración de 120 expertos que analizan la progresión del cambio climático y el impacto en la salud.
El proyecto europeo de Lancet Countdown está coordinado por el Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación la Caixa. Este informe está focalizado en Europa y expone aumentos alarmantes de los riesgos para la salud, que ya están viviendo los países del continente a través de una mayor exposición a fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, mayor riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas, enfermedades relacionadas con el calor y muertes por exposición a la contaminación del aire. Según el informe, la exposición a olas de calor entre la primera y la segunda década del siglo XXI (2000-2009 frente a 2010-2019) aumentó un 57 % de promedio, con incrementos en algunas zonas de más del 250 %. En consecuencia, la mortalidad relacionada con el calor ha aumentado en 15 fallecimiento anuales por millón de habitantes por década entre 2000-2020.
Otro gran problema es el agua: el 55 % de las regiones europeas se han enfrentado a sequías estivales extremas o excepcionales entre los años 2011 y 2020. Sequías, inundaciones y otros fenómenos extremos causaron pérdidas récord en 2021, por un importe de casi 48.000 millones de euros, según el informe Lancet. El problema es especialmente delicado en el Mediterráneo, que «se calienta de forma más rápida que el resto del mundo y es el punto caliente del cambio climático», ha destacado el director del departamento de ciencias de la tierra del BSC-CNS, Francisco Doblas-Reyes. Las proyecciones de temperaturas en España y en el Mediterráneo hasta 2100 apuntan que podrían subir entre 2 grados y, en el peor de los casos, hasta los 8 grados. Son cifras «especialmente preocupantes por la presión hídrica en esta área», subraya Doblas-Reyes, que ha intervenido esta semana en la presentación del informe de The Lancet en el Palau Macaya de Barcelona.
La otra derivada es que las olas de calor y las altas temperaturas serán cada vez más frecuentes, lo que va a impactar en la salud de las personas en España, el país europeo con mayor esperanza de vida en estos momentos y con una población muy envejecida. Así, según Doblas-Reyes, el Mediterráneo es una de las áreas del planeta que «más sufrirá» unos efectos del cambio climático que ya son visibles, con uno de los octubres más cálidos de la historia. La subida de temperaturas está facilitando la transmisión de enfermedades infecciosas que el siglo pasado tenían poca presencia en latitudes europeas. Así, la idoneidad climática para la transmisión del dengue aumentó un 30 % en la última década con respecto a los años 50 y el riesgo ambiental de brotes del virus del Nilo Occidental creció un 149 % en el sur de Europa entre 1986 y 2020, si se compara con el periodo 1951-1986.