El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha asegurado este jueves que librará «hasta el final» la «batalla judicial europea» para evitar su extradición a España y ha advertido: «No volveré ni esposado ni rendido ante un juez español para que sea indulgente. Lucharé para volver libre». En un mensaje en vídeo difundido en redes sociales, Puigdemont ha reaccionado a la decisión del juez Pablo Llarena -que instruye en el Tribunal Supremo la causa del procés- de aplicarle la derogación del delito de sedición, manteniendo su procesamiento por desobediencia y por malversación agravada, castigado con una pena de hasta 12 años de prisión.
La decisión de Llarena coincide con la entrada en vigor este jueves de la reforma del Código Penal que suprime el delito de sedición, sustituido por uno de «desórdenes públicos agravados», y que reduce asimismo algunas penas del delito de malversación, lo que obligará al Supremo también a revisar la sentencia del «procés». Sin citar explícitamente a ERC y al Govern de Pere Aragonès, Puigdemont se ha mostrado muy crítico con la reforma del Código Penal pactada por los republicanos con el PSOE: «Yo no avalaré con mi beneficio personal una política que pretende criminalizar el anhelo de los catalanes de vivir definitivamente en un país libre».
Pese a los «funambulismos parlamentarios» de los últimos meses, ha dicho Puigdemont, en España se sigue haciendo «política desde los tribunales y se cambian los actos judiciales a conveniencia», solo para «perseguir y penalizar todo el proceso de independencia». Puigdemont ha denunciado «una justicia que primero persigue por rebelión, luego por sedición y que ahora -ha dicho- reclamará mi detención por un delito que ella misma desestimó en Alemania hace cuatro años y medio», por lo que a su entender «no es una justicia democrática».
«Quien quería ver en los cambios legislativos una herramienta para revertir esta tendencia se equivocaba», ha dejado caer, en alusión a ERC y su «poco afortunada reforma del delito de sedición», de la que el Supremo hace una interpretación «nada positiva». Sobre su caso particular, ha insistido en que no pide a las autoridades españolas «ningún beneficio» para sí mismo: «No creo que soluciones personales sirvan para resolver el conflicto de fondo», ha asegurado el expresidente catalán, antes de añadir: «Nunca nos han guiado ni cálculos personales ni cálculos partidistas». «Estamos en el final del recorrido de la batalla judicial europea, y la libraré hasta el final», ha remarcado Puigdemont, consciente del «daño que haría si lo dejase correr» por el hecho de que le «conviniese más» personalmente.
Según Puigdemont, «se trata de no permitir ninguna condena por decisiones políticas, y esto no lo puede asegurar ningún pacto con el Gobierno español» ni tampoco «ninguna connivencia» con la justicia española. «Asumo el riesgo que conlleva que el resultado de la batalla europea no sea el esperado, pero el riesgo es mucho más alto si aceptamos la idea de que en octubre de 2017 hicimos una cosa diferente que cumplir democráticamente con nuestro compromiso y que esto merece algún tipo de condena», ha alertado. Y ha añadido: «Que nadie tenga dudas, no volveré ni esposado ni rendido ante un juez español para que sea indulgente. Lucharé para volver libre».