El presidente electo de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha anunciado que una de sus primeras medidas toda vez que revalidará el Gobierno de la Comunidad Autónoma será iniciar el proceso de modificación del Estatuto de Autonomía que permita cambiar la ley electoral de cara a aumentar la representatividad parlamentaria de la región.
Durante su alocución en el acto institucional por el Día de Castilla-La Mancha desde Manzanares ha dicho que estas últimas elecciones «dejan lecciones evidentes», como que el sistema electoral de la región es «deficitario». Ideado bajo el Gobierno de María Dolores de Cospedal, se trata de un sistema «literalmente mal pensado o pensado mal».
«Pero la realidad es que es bastante increíble que aumentando porcentaje de votos casi se impide el gobierno de la mayoría», ha lamentado. Un sistema «absurdo» ante el que ha querido «dejar claro que una de las prioridades inmediatamente» será acometer estas reformas normativos para «eliminar el tapón democrático». «No hay plazo para alargar más una decisión que se tendría que haber tomado hace más tiempo», ha dicho.
Actualmente, y por tercera legislatura, se han elegido en Castilla-La Mancha un total de 33 diputados, nueve por Toledo, siete por Albacete, otros siete por Ciudad Real, cinco en Guadalajara y cinco más de la provincia de Cuenca. Fue el Gobierno del Partido Popular con María Dolores de Cospedal como presidenta el que, en la legislatura 2011-2015, cambió hasta en dos ocasiones la ley electoral. Si en 2011 se eligieron 49 diputados, en un primer momento María Dolores de Cospedal elevó la cifra a un total de 53; si bien pocos meses después y a mitad de legislatura procedió a utilizar su mayoría absoluta para reducir a 33 el número total de actas a elegir.
Aquél movimiento requirió reformar el Estatuto de Autonomía, ya que es la Carta Magna castellanomanchega la que marca la horquilla de diputados a elegir. De esa forma, dejó establecida la horquilla entre 25 y 35 escaños, y dejaba en manos de la ley electoral autonómica fijar el número. Para aquella reforma estatutaria fue igualmente necesario el apoyo del Congreso de los Diputados, lo cual fue posible gracias a que Mariano Rajoy gobernaba con mayoría absoluta.
Con la perspectiva de los 40 años transcurridos, el presidente regional ha valorado el «éxito» de Castilla-La Mancha, algo que pueden atestiguar José Bono y José María Barreda, expresidentes presentes en el auditorio. Como pueden atestiguar que «nunca en la historia le ha ido tan bien a la gente» como en las últimas cuatro décadas, gracias a la Constitución española y al Estatuto de Autonomía.
El líder del Ejecutivo regional, que ha tenido palabras de agradecimiento para todos los reconocidos por su labor como castellanomanchegos, les ha alabado su «trayectoria vital en favor de la sociedad, de forma inapelable».
«Vuestra trayectoria es digna de imitarse. Se puede ser extraordinario en el mundo de las artes, de la ciencia, de la cultura, pero si no hay compromiso con la región, se puede tener el Nobel, pero no la distinción de esta comunidad autónoma», ha dicho. Igualmente, considera que todos los premiados representan la «certeza» en un mundo donde faltan «orientaciones»; al tiempo que recogen un espíritu que siempre ha animado a una región que «nació nueva, como otras tantas» hace 40 años. Todos ellos son ejemplo de «optimismo» como optimismo ha tenido la región al amparo de su Estatuto de Autonomía. «A pesar de todos los problemas, el mundo tiene esperanza, pero hay que buscarla, hay que atraparla», ha conminado el presidente castellanomanchego.