Una década después del nombramiento de Ana Botín como presidenta del Banco Santander, la entidad espera triplicar en las próximas cuentas anuales los beneficios registrados en 2013, tras haberse quedado a las puertas el año pasado pese a marcar un récord histórico con ganancias de más de 11.000 millones de euros. Si se cumplen las previsiones para los resultados de 2024, durante el mandato de la banquera también se habrá multiplicado por seis la remuneración al accionista, que ya ascendió hasta los 5.538 millones en el anterior ejercicio.
Además del crecimiento observado en las cuentas, la entidad ha incrementado bajo el liderazgo de Botín su base de clientes, que en 2024 alcanza los 166 millones de personas a nivel global, frente a los 103 millones de 2013. En este mismo periodo, el grupo ha elevado en un 55% el crédito a clientes, que se sitúa por encima del billón de euros desde 2022. El positivo desempeño de Santander incluso en el entrono de bajos tipos de interés que se mantuvo durante la mayor parte de la década, así como la resistencia del banco a las amenazas de recesiones y pandemias, se ha visto reflejado también en bolsa. De hecho, las acciones de la entidad financiera se colocaban cerca de cotas históricas antes del 'lunes negro' de principios de agosto en los mercados y Santander encabezaba la lista de bancos de la zona euro en cuanto a valor bursátil.
Ana Botín se estrena como presidenta del grupo el 10 de septiembre de 2014, con años de experiencia tanto dentro como fuera del banco a sus espaldas, y arranca una nueva etapa para Santander al implementar una visión diferente en cuanto a la gestión del banco y su cultura corporativa. Con un equipo directivo más diverso, joven y profesionalizado, Botín renueva el gobierno corporativo en sus primeros 100 días en el cargo para establecer una forma de organización que prioriza la sencillez y la eficiencia, aunque matiza que el progreso del banco se ha construido "sobre los hombros de gigantes", recordando la labor de su padre y su abuelo al frente de la entidad. En enero de 2015, el banco lleva a cabo una ampliación de capital de 7.500 millones de euros, la mayor realizada en Europa de estas características, además de adaptar su política de dividendos para centrarse en el pago en efectivo, con lo que logra colocarse entre los bancos con mayor fortaleza de capital.
Tras un primer año de gestión en el que el aumento de beneficios apuntaló la inversión, el fortalecimiento del capital y la recompra de negocios, el Banco Santander presenta en septiembre de 2015 su Plan Estratégico para el periodo 2016-2018. La nueva hoja de ruta se enfoca en la transformación comercial, la acumulación de capital mediante "un uso más eficiente de los activos" y la digitalización, haciendo hincapié en la mejora de la relación con el cliente y la responsabilidad social del banco. Esta etapa quedó marcada por el impacto del Brexit en Reino Unido, que se vio reflejado en la capitalización del grupo en bolsa, así como la creación de divisiones globales para banca mayorista y gestión de activos, que dispararon la rentabilidad. Además del lanzamiento de su banco digital Openbank, el hito más relevante de este periodo fue la compra del Banco Popular en 2017 mediante una ampliación de capital de 7.000 millones. Con esta operación la Unión Europea inauguró su Mecanismo único de Resoplución y Santander recupera el liderazgo en España.
Con su estilo de liderazgo ya consolidado en el grupo, Botín celebra la consecución de las metas marcadas para el año 2018 con una renovación de la imagen de marca y reafirmando el compromiso del banco con el progreso social a través de varias iniciativas. Pese a haberse enfrentado a restricciones de la Reserva Federal por deficiencias en su gobierno corporativo, el banco cierra el año con un crecimiento del 74% en EEUU, además de consolidar el negocio en Latinoamérica como uno de sus principales motores de crecimiento. Con el impulso de los mercados internacionales, Santander supera objetivos y continúa fortaleciendo su balance.
Los resultados del año 2020, sin embargo, sufrieron las consecuencias de la pandemia mundial del coronavirus, que obligó a la entidad ha realizar un ajuste contable por valor de 12.600 millones de euros. Esto supuso contabilizar una pérdida atribuida de 8.771 millones de euros ese año, en el que la misma Botín aseguro que Santander deseaba "ser parte de la solución" de la emergencia sanitaria. Para ello se creó un fondo que suministraría equipamiento y materiales esenciales financiado con un recorte a la retribución de los directivos, se abrieron líneas de liquidez de emergencia para pequeños negocios y se proporcionó apoyo para la concesión de préstamos ICO.
Después de compaginar desde febrero de 2021 su papel en el Banco Santander con su etapa de dos años como presidenta de la Federación Bancaria Europea y pasar en enero de 2023 a dirigir también el Institute of International Finance (IIF), Botín ha centrado su gestión durante el último año en iniciar una nueva fase de creación de valor para el Banco Santander. En su plan hasta 2025, la entidad se enfoca en incrementar la retribución al accionista del 40% al 50% de los beneficios y mejorar su retorno sobre el capital y ratio de eficiencia. Continuando con su política de fortalecer tanto la escala global como la local a través de la diversificación y la atención al cliente, el banco reorganizó en septiembre de 2023 su actividad en torno a cinco negocios (Retail & Commercial, Digital Consumer Bank, Payments, Corporate & Investment Banking y Wealth Management & Insurance), para avanzar en los objetivos de transformación comercial y crecimiento sostenido.
Justo ahora, cuando se cumple una década al frente del banco, la entidad sorprendía este viernes con el nombramiento de un nuevo CEO para España, Ignacio Juliá, un profesional "joven" que procede de una entidad como ING, símbolo de la nueva banca digital, un fichaje de fuera que no suele ser habitual en las renovaciones de la cúpula del banco. La presidenta se prepara para recoger en la próxima década todos los frutos del esfuerzo inversor en tecnología y digitalización realizado en los primeros diez años.