La escalada terminológica en el debate sobre inmigración ha dado un nuevo giro en España. El concepto de «remigración», un término con raíces en movimientos ultraderechistas centroeuropeos, ha comenzado a utilizarse de manera sistemática en el discurso político nacional, especialmente por parte de formaciones como Vox, que mantienen posiciones maximalistas en materia de extranjería.
En una rueda de prensa celebrada el pasado lunes en la sede de su partido, la diputada Rocío de Meer abogó abiertamente por la implementación de políticas de «remigración» en España. Durante su intervención, realizó un cálculo aproximado sobre la evolución demográfica comparando la situación actual con la de los años 90, estimando que actualmente residen en el país «más de siete millones de inmigrantes, a los que hay que sumar la segunda generación», superando los 8 millones en total.
De Meer argumentó que este volumen de población extranjera, llegada «en un muy corto periodo de tiempo y de diferentes orígenes», dificulta extraordinariamente su adaptación a «nuestros usos y costumbres». La portavoz describió la situación como «límite» y defendió la necesidad de realizar las repatriaciones que sean necesarias para garantizar la seguridad ciudadana, incluso considerando modificaciones legislativas para facilitar estos procesos.
Origen y significado
El término que está ganando protagonismo en el debate político español no es una innovación local. La remigración o reinmigración constituye un concepto político originado en círculos de extrema derecha europea, particularmente popularizado por formaciones como Alternativa por Alemania (AfD), que en los últimos años ha experimentado un crecimiento significativo hasta convertirse en una de las principales fuerzas políticas de su país.
En su concepción original, este término hace referencia al retorno forzado de inmigrantes no europeos y sus descendientes a sus supuestos lugares de origen racial, independientemente de su situación administrativa o ciudadanía adquirida en el transcurso de los años. Diversos analistas y organizaciones de derechos humanos han alertado sobre las similitudes de estas propuestas con procesos de limpieza étnica, dado que prioriza criterios raciales o culturales por encima de derechos adquiridos legalmente.
Los defensores de este concepto suelen enmarcarlo dentro de teorías como el etnopluralismo, que según Deutsche Welle, promueve la idea de que diferentes grupos étnicos requieren espacios vitales segregados para preservar sus características culturales. Esta visión eurocentrista crea una justificación ideológica para la deportación de personas con «raíces extranjeras», incluso cuando son ciudadanos de pleno derecho nacidos en territorio europeo.
Implicaciones políticas y jurídicas
La introducción de este término en el debate político español plantea importantes interrogantes sobre su viabilidad legal y sus consecuencias prácticas. Durante su comparecencia, De Meer fue explícita al confirmar que estas medidas podrían afectar también a personas que ya hayan obtenido la nacionalidad española, reconociendo que «hoy con la ley en la mano no es tan sencillo», pero añadiendo que «la ley también está para cambiarse» cuando se trata de garantizar la seguridad.
Esta posición choca frontalmente con principios constitucionales básicos del ordenamiento jurídico español, que establece la igualdad de derechos entre todos los ciudadanos con independencia de su origen. Expertos en derecho constitucional consultados han señalado que cualquier intento de retirar la nacionalidad a ciudadanos españoles basándose en criterios étnicos o culturales resultaría contrario a los tratados internacionales suscritos por España y a la propia Constitución.
El concepto de «voluntad de integración» mencionado reiteradamente como criterio para determinar quién podría verse afectado por estas políticas introduce además un elemento de subjetividad que preocupa a organizaciones de defensa de derechos civiles. La ambigüedad de este término podría abrir la puerta a interpretaciones arbitrarias sobre qué constituye una integración adecuada en la sociedad española.
Contexto europeo y tendencias similares
La aparición de este discurso en España coincide con un momento de auge de formaciones de extrema derecha en diversos países europeos. El caso más notorio es el de Alternativa por Alemania (AfD), que en las últimas elecciones consolidó su posición como una de las principales fuerzas políticas del país, acercándose a posiciones de poder que hubieran sido impensables hace una década.
El movimiento identitario europeo ha presentado consistentemente la remigración como una solución a lo que denominan la «crisis migratoria» y la supuesta «islamización» del continente. Esta narrativa ha encontrado eco creciente en un contexto marcado por la preocupación ciudadana ante los desafíos de integración y seguridad vinculados a los flujos migratorios irregulares.
En países como Países Bajos, Francia, Austria e Italia, formaciones políticas similares han introducido progresivamente este tipo de terminología en el debate público, generando una normalización gradual de conceptos que hasta hace poco se consideraban incompatibles con los valores democráticos europeos. Esta evolución discursiva refleja un desplazamiento de los límites de lo aceptable en el debate político sobre inmigración e identidad nacional.
De hecho el análisis de las tendencias electorales en Europa durante el período 2020-2025 muestra un crecimiento sostenido del apoyo a formaciones que defienden posiciones restrictivas en materia migratoria, aunque con diferencias significativas entre países en cuanto al grado de radicalidad de las propuestas. Los observadores políticos coinciden en señalar que la incorporación de estos términos al léxico político español responde a una estrategia de diferenciación y captación del electorado más preocupado por las cuestiones migratorias.
Un millón más de los 5 que dicen sobra. Mucho ilegal, delincuentes, que solo viven de ayudas, insdaptados