Dolor, lágrimas, desolación y luto en toda España. La dana catastrófica que asoló el país, cebándose de forma descarnada en la Comunitat Valenciana, pasó por encima de la tierra mediterránea destruyendo todo a su paso. Vidas perdidas entre el fango y los restos de viviendas que han tenido que volver a construirse sobre sus propios cimientos, coches amontonados hasta el cielo en el que descansaron muchos de los conductores a los que la torrencial lluvia atrapó en carreteras, aparcamientos, túneles y puentes, cosechas perdidas, familias rotas, comercios desintegrados, animales muertos; España se paralizó y, un año después, toma aire ante el desastre natural más importante de los últimos cien años.
Aquel martes 29 de octubre, 229 personas perdieron la vida en Valencia, 7 en Castilla-La Mancha y 1 más en Andalucía; aunque la onda expansiva de las muertes y demás daños colaterales de la tragedia se cuentan por miles. Y continúan latentes a pesar de los 365 días de lucha por la reconstrucción. La letal dana pasó primero por el llevant mallorquín y cuando Manacor se recuperaba de su embate, se recrudeció en la península. A las once de la mañana del martes de autos, ya se habían cerrado puertos, se cortó el tráfico, se cancelaron clases y se activó la alerta roja en Valencia. El portavoz de la autoridad meteorológica, Rubén Del Campo, reiteró insistentemente que se debían «tomar precauciones» por el peligro que suponía. Andalucía, Castilla-La Mancha y Murcia comenzaron también a sentir los efectos de la lluvia.
En ese momento, las palabras de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana -criticadas posteriormente tras el estallido de la gran catástrofe, subrayaron el trabajo y la «máxima coordinación» de los servicios de Emergencia, destacando que el temporal no había provocado daños personales ni alerta hidrológica, aunque instó a la población a actuar con precaución y a «evitar desplazamientos que no sean necesarios». Habló incluso de una esperada «disminución» del temporal en su desplazamiento hacia Cuenca.
No fue hasta varias horas después, en las que estuvo incomunicado, cuando Mazón se dio cuenta de la dimensión real de la catástrofe en su comunidad. Un proceso que, de mano de la Justicia, continúa adelante depurando responsabilidades y analizando si se cometieron negligencias durante una gestión de la Emergencia reprobable en numerosos aspectos; el principal, el aviso de ES-Alert lanzado a las 20:11 a los móviles de los valencianos. Una hora a la que, casi un tercio de las víctimas totales, ya habían fallecido.
Balance actual
Según informó el vicepresidente segundo del Gobierno Valenciano para la reconstrucción de la tragedia, que el próximo 5 de noviembre se retira de su cargo, se han ejecutado cerca de 1400 millones de euros y esperan terminar el año en los 2000 millones, repartidos en las más de 300 iniciativas del Plan para la Recuperación Económica y Social de la comunidad afectada.
Por su parte, la Comisionada del Gobierno para la reconstrucción, Zulima Pérez, ha asegurado que «el balance es positivo pero queda mucho por hacer», destacando la rapidez de las ayudas y la financiación sobre las infraestructuras municipales. Pérez detalló ayer que se han ejecutado 8.000 millones de euros. Asimismo, la Generalitat ampliará de 20 a 40 millones las ayudas para la reactivación económica de los municipios afectados por la dana.
Aunque, sin duda, más allá de las cifras, la realidad pesa un día como hoy, más que nunca. 365 días desde la tragedia a los que cada ciudadano afectado ha tenido que enfrentarse con el bagaje de haber vivido lo innombrable, conviviendo con la duda de si las 237 personas que perecieron entre el lodo que paralizó al país, podrían haber tenido otro final. O ninguno, si hubieran podido salvarse de una inundación histórica de la que, a día de hoy, seguimos desvelando sus secretos más ocultos e imperdonables.
... estoy muy satisfecho... será un funeral de estado LAICO, sin la presencia de los que siempre pretendían capitalizar el photocall... menos mal que poco a poco vamos progresando... se puede honrar a las familias perfectamente prescindiendo por completo de los miembros de cualquier culto religioso...