La variedad geográfica de las enfermedades transmitidas por vectores como la chikungunya, el dengue, la leishmaniasis y encefalitis por garrapatas (TBE, por sus siglas en inglés) se está expandiendo rápidamente, advierten los autores de una investigación presentada en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID, por sus siglas en inglés), que se celebra este año en Ámsterdam, Países Bajos.
Alentados por el cambio climático y los viajes y el comercio internacionales, los brotes de enfermedades transmitidas por vectores se incrementarán en gran parte de Europa en las próximas décadas, y no solo en los países templados de todo el Mediterráneo.
Mosquito tigre
El calentamiento global ha permitido que los mosquitos, las garrapatas y otros insectos portadores de enfermedades proliferen, se adapten a diferentes estaciones e invadan nuevos territorios en toda Europa durante la última década, acompañados de brotes de dengue en Francia y Croacia, malaria en Grecia, fiebre del Nilo Occidental en el sureste de Europa, y el virus chikungunya en Italia y Francia.
Lo que es preocupante, dicen los autores, es que esto podría ser solo la punta del iceberg. «La Europa mediterránea es ahora una región tropical a tiempo parcial, donde ya se han establecido vectores competentes como el mosquito tigre», dice el doctor Rezza. Un clima más cálido y más húmedo podría proporcionar condiciones ideales para que el mosquito tigre asiático ('Aedes albopictus'), que propaga los virus que causan el dengue y el chikungunya, se reproduzcan y se expandan en gran parte de Europa, incluyendo el sur y el este de Reino Unido y Europa central.
Anteriormente, según los científicos, la transmisión del dengue se limitaba en gran medida a las regiones tropicales y subtropicales porque las temperaturas de congelación matan a las larvas y los huevos del mosquito, pero las temporadas más largas podrían permitir que 'A albopictus' sobreviva y se disemine por gran parte de Europa en décadas.
Incluso, las áreas previamente no afectadas en latitudes y altitudes más altas, incluidas algunas partes del norte de Europa, podrían ver un aumento de los brotes a menos que se tomen medidas para mejorar la vigilancia y el intercambio de datos, y para monitorizar los precursores ambientales y climáticos de los brotes, junto con otras medidas preventivas.
«El cambio climático no es el único factor, ni siquiera el principal, que impulsa el incremento de las enfermedades transmitidas por vectores en toda Europa, sino que es uno de los muchos factores, junto con la globalización, el desarrollo socioeconómico, la urbanización y el cambio generalizado del uso de la tierra, los cuales deben abordarse para limitar la importación y propagación de estas enfermedades», dice el profesor Jan Semenza, del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, Estocolmo, Suecia.
El clima europeo ya es adecuado para la transmisión de la enfermedad de Lyme y la encefalitis transmitida por garrapatas (principalmente 'Ixodes ricinus'), con un estimado de 65.000 casos de borreliosis de Lyme por año en la Unión Europea, y un aumento del 400 por ciento en casos reportados de TBE en áreas endémicas europeas durante los últimos 30 años (en parte debido a una mejor vigilancia y diagnóstico).
En el futuro, las temperaturas invernales más cálidas, las temporadas de crecimiento más largas y los veranos más tempranos y templados podrían hacer que las condiciones sean más favorables para las garrapatas y aumentar el rango de las poblaciones de huéspedes de ciervos, dicen los autores.
Los modelos de cambio climático indican que para 2040-2060, podría haber un crecimiento del 3,8 por ciento en el hábitat de 'Ixodes ricinus' en Europa, y se anticipa que los países escandinavos corren mayor riesgo.
Además, las condiciones climáticas mejoradas para las mariposas de arena (el principal portador de la leishmaniasis) podrían extender su propagación geográfica a las partes del sur de Reino Unido, Francia y Alemania a finales de la década de 2060.
«Dada la propagación en curso de mosquitos invasores y otros vectores en toda Europa, debemos anticipar los brotes y actuar para intervenir antes», dice el profesor Semenza.
Y agrega: «Las agencias de salud pública deben mejorar la vigilancia, por ejemplo, a través de sistemas de alerta temprana, aumentar el conocimiento de los riesgos potenciales entre los trabajadores de la salud y el público en general, así como adoptar estrategias de control innovadoras como las intervenciones comunitarias».