Los albaneses sienten indignación y vergüenza por la agresión que sufrió una familia española la semana pasada por parte del propietario de un restaurante costero de este país, que les persiguió hasta su coche, se encaramó en el parabrisas y lo destrozó a puñetazos.
El ataque de furia, que la familia pudo grabar en un vídeo que se ha vuelto viral, ha llevado a la cárcel a Mihal Kokëdhima, propietario del restaurante «Panorma» en Porto Palermo, una de las joyas marítimas de la costa Jónica albanesa.
Aunque las autoridades han respondido con rapidez, los lugareños temen que el daño al incipiente turismo ya esté hecho.
Los hechos ocurrieron la semana pasada, cuando el fundador de la compañía ONO, Eugenio Galdón, y su familia, que se encontraban de viaje por el sur de Albania, pararon en el restaurante y cancelaron dos de los siete platos que habían pedido.
Enfurecido por esto, Kokëdhima, de 51 años, salió corriendo de su local y se lanzó encima del capó del coche que el matrimonio había alquilado, conducido por un albanés y en el que además viajaba un guía local.
El vídeo, de más de seis minutos grabado por la propia familia y entregado a la policía albanesa, muestra a Kokëdhima fuera de sí, golpeando sin parar el parabrisas hasta romperlo.
Con las manos ensangrentadas ignora los gritos del conductor y del guía que le dicen que baje y le avisan que le llevarán a la comisaría, mientras él sigue golpeando el cristal para tratar de entrar.
Cuando este lunes compareció ante el juez, Kokëdhima estaba sonriente, como si no acabara de creerse que el tribunal había decidido mantenerlo en prisión preventiva por cometer presuntamente delitos de intimidación, daño intencionado y destrucción de la propiedad.
Sus abogados sostuvieron que su defendido se subió al parabrisas para defenderse y aseguraron que la familia española había fumado cannabis y sus acompañantes iban borrachos.
Ahora, las autoridades han cerrado el restaurante y policías lo vigilan día y noche, mientras que turistas albaneses y extranjeros hacen una parada para sacarse una foto delante del local más famoso del país.
Un policía que montaba guardia señaló a Efe que a Kokëdhima se le conoce en la zona como el «gladiador», por su rudeza, una fama que comparte con su esposa que, dijo, es igual de «salvaje».
«Un día tiré en su restaurante sin querer un papel al suelo y casi me mata», contó a Efe Liljana Abazaj, una maestra del lugar. El restaurante «Panorma» es el único que existe en Porto Palermo. Durante el comunismo este lugar era zona militar donde se reparaban submarinos. Según la prensa albanesa, Kokëdhima construyó el restaurante ilegalmente y lleva años operando sin permiso.
La opinión generalizada de los vecinos de este pueblo es que el «gladiador» se cree intocable y el patrón de la zona por tener relaciones políticas. Es primo del exdiputado socialista Koco Kokëdhima, constructor, dueño del diario «Shekulli» y de la compañía de internet Abissnet, conocido como el «pachá del sur» cuando era amigo y colaborador estrecho del primer ministro, Edi Rama. Luego fue expulsado del Partido Socialista y ahora dirige una pequeña formación política.
«Estamos avergonzados porque no es en nuestra tradición maltratar a los extranjeros. Los albaneses somos muy hospitalarios y generosos», declaró a Efe Spiro Kokaveshi, dueño de «Alex Bed and Breakfast» en la ciudad de Himara, cercana a Porto Palermo.
Teme que este hecho pueda influir en una mala imagen de Albania en el exterior y dañar el turismo. Igual que él, otros hosteleros de la zona opinan que este caso es una mancha negra que perjudica la imagen de los albaneses y puede suponer un golpe al sector del turismo.
Tras el incidente, el primer ministro pidió disculpas a la familia y a través de su cuenta de la red social Facebook tildó al agresor de «bárbaro que violó el código sagrado de hospitalidad de los albaneses».
El ministro de Turismo y Medio Ambiente de Albania, Blendi Klosi, incluso se reunió con la familia para disculparse personalmente y darles un ramo de flores.
Galdón agradeció el gesto, dijo que una persona sola no representa a todo un país y alabó la labor del chófer y del guía, quienes, afirmó, «arriesgaron sus vidas para salvar la nuestra».
Después de largos años de cierre hermético durante la época comunista, Albania se está convirtiendo en un destino turístico para muchos europeos atraídos por su naturaleza virgen, sus precios competitivos y la amabilidad de sus gentes.
El año pasado visitaron el país unos 6 millones de turistas, número que las autoridades esperan que crezca este año, ya que sólo en agosto han entrado un millón de viajeros.
«Llevamos una semana en Albania. Hemos viajado solos con el niño y no hemos tenido la sensación de inseguridad», dijo a Efe Silvia Ros, de Barcelona, que con su marido, Jordi, ven este acontecimiento como un hecho aislado que podría haber pasado en cualquier sitio del mundo.