Tras una divertida prueba inicial en la que los aspirantes de MasterChef 8 tuvieron que cocinar cordero de múltiples formas vigilados por Carmen Lomana y Antonia Dell'Atte, entre las que «ya no vuelan cuchillos, sino abrazos», según dijo la italiana, el tono del programa cambió a uno más emotivo.
Y es que la prueba por equipos del concurso se llevó a cabo en una de las sedes de la fundación Ronald McDonald de Madrid. En ella se apoya a familias con niños con enfermedades de larga duración «pues este tipo de afecciones suelen tener muchas consecuencias en el núcleo familiar», tal y como dijo uno de sus trabajadores. «Los niños juegan y se pueden olvidar del motivo que les trajo aquí», explicó Samantha.
Allí, los concursantes se dividieron en dos grupos, capitaneados ambos por exconcursantes de MasterChef Junior: Albert y Vera. Los equipos se dedicaron a hacer dos menús diseñados por el chef Dani García. Mientras, los también antiguos concursantes de la versión 'mini' del talent, Jefferson y Juan Antonio, se dedicaron a la captación de clientes para los 150 aperitivos que venderían y cuyos beneficios irían a parar a la fundación, también preparados por los equipos.
El equipo rojo fue liderado por Vega, que no dejó de quejarse porque los miembros de su equipo (Andy, José Mari, Iván y Michael) no obedecían sus órdenes. «Me estoy dejando la voz. Ya sé que no estáis acostumbrados a que os mande una niña, pero por favor, hacedme caso», dijo ante un impasible Andy.
Sin embargo, en un momento de tranquilidad en el que la pequeña preparaba junto a Michael unos tomates, Vega le preguntó por su procedencia, a lo que el profesor contestó: «De Estados Unidos». Seguidamente, añadió: «¿Sabes que de pequeño yo también estuve en una casa de acogida? Cuando mi madre se enteró de que era gay, me echó de casa».
Ante sus palabras, la niña comentó que por ello «tenía más motivos para querer que le saliera bien la prueba», pues los comensales del menú serían los habitantes de la casa, y que ella respeta «el lesbianismo y lo de los gays», algo que no pasó desapercibido en las redes.
Finalmente, el equipo azul, capitaneado por un Albert que no dejaba de llamar «guapas» a sus compañeras, fue el ganador de la prueba y disfrutó de una masterclass con Dani García. Además, gracias a los aperitivos consiguieron recaudar 2.000 euros para la fundación. «Tomad ejemplo de lo que hemos visto hoy: los niños de aquí no se rinden nunca», reflexionó Vallejo-Nágera.