Todavía hay una falsa creencia muy extendida en la sociedad sobre el pan integral. Aunque son muchos los que afirman que el pan integral engorda menos que el pan normal y, por tanto, piensan que pueden tener barra libre, lo cierto es que esto no es así.
Esta confusión se da por el desconocimiento que sigue habiendo sobre los hidratos de carbono. Los cereales integrales tiene las mismas calorías que los cereales refinados, pero los primeros son ricos en hidratos de carbono complejos, que tardan más tiempo en convertirse en glucosa y ser asimilados por el organismo, lo que aumenta el efecto saciante.
Por tanto, el aporte de energía del pan integral es el mismo que el del pan blanco, con la diferencia de que el integral aporta una mayor sensación de saciedad.
Igualmente, cabe destacar el mayor aporte de fibra que otorga el pan integral en comparación con el pan normal, lo que mejora el tránsito intestinal y estabiliza la respuesta de azúcar en sangre.
Además de esto, el pan integral es más nutritivo, ya que posee nutrientes y minerales, tales como proteínas, fibra, selenio, fósforo, hierro, magnesio, zinc, tiamina y niacina, según la Fundación Española de Nutrición (FEN).
Eso sí, hay que tener en cuenta las diferencias entre el verdadero pan de trigo integral y el pseudointegral, ya que sigue habiendo marcas en el mercado que venden pan como si fuera integral, cuando lo cierto es que tiene añadidos de fragmentos de salvado a la harina blanca.
Este pan integral con añadidos no contiene el germen, que es la parte rica en
vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales, por lo que su calidad es inferior a la del pan integral auténtico.