Un jurado de Kentucky (Estados Unidos) ha dirimido que la empresa Gravity Diagnostics debe pagar al que fuera su empleado, Kevin Berling, 450.000 dólares (unos 417.000 euros) por celebrar su cumpleaños a pesar de que él pidió que no lo hicieran.
Al parecer, en 2019 el trabajador rogó a su supervisor que no celebraran ninguna fiesta, pues le ocasionaría mucho estrés. La empresa desoyó esta advertencia y realizó el evento, lo cual ocasionó un ataque de pánico al demandante.
Al día siguiente, el gerente le dijo que había "robado la alegría de sus compañeros" y dijo que se comportó como "una niña pequeña", algo que provocó un segundo ataque de pánico a Berling, tal y como rezaba la demanda a la que tuvo acceso Courier Journal.
Según el documento judicial, el empleado asegura que le despidieron después de lo sucedido y alega que le discriminaron por su discapacidad y tomaron represalias contra él por pedir ciertas comodidades que necesitaba.
Según la defensa de la empresa, Kevin Berling sí explicó a su supervisor que no quería una celebración de su cumpleaños porque le traía malos recuerdos de infancia sobre el divorcio de sus padres, pero al gerente se le olvidó comunicarlo.
Tras el juicio, celebrado en marzo, el jurado popular estableció que la empresa, situada en la ciudad de Covington, debía pagar 300.000 dólares por angustia emocional y 150.000 por los salarios que no cobró desde entonces.
Julie Brazil, fundadora y directora de operaciones de Gravity Diagnostics, opinó que "este veredicto sienta un precedente muy peligroso para los empleadores y, lo que es más importante, para los empleados". Por ello, destacó que los empleados son las verdaderas víctimas, y no el trabajador que demandó.