Maria Magdalena Cortès (Palma, 1973) es jefa de estudios de los grados en educación del Centro de Estudios Superiores Alberta Giménez (CESAG). Además de enseñar a quienes serán los maestros del mañana, es muy cercana a la realidad que se vive hoy en día en las aulas de Educación Infantil y Primaria. «Tenemos niños muy pequeños que con solo cinco años ya tienen perfiles en redes sociales», una práctica que, advierte, puede derivar en conductas que no son propias de la infancia y en una hipersexualización temprana.
«Las pantallas tienen un poder adictivo, en especial, para los menores. De 0 a 3 años los niños no están preparados, por su desarrollo cognitivo, para utilizarlas. Su distinción entre realidad y ficción es difusa», por lo que, los dispositivos electrónicos, en ese sentido, explica la profesora no se ajustan a sus necesidades. Necesitan manipular objetos, ejercitar los sentidos, arrastrarse por el suelo...y el uso prolongado de la tecnología acaba cortando sus posibilidades de aprendizaje en una etapa de aprendizaje clave. El origen del problema, advierte Cortès, radica en las pautas de uso que se impongan en casa, mediante las cuales las pantallas pueden ser un riesgo o una oportunidad. «Si no se marcan las reglas, en cuanto el menor tenga acceso a la tecnología, tendrá más riesgo de adquirir comportamientos peligrosos, al ser un ecosistema al que no está habituado», expone. Así, ofrece una serie de consejos a los padres para llevar a cabo tal regulación tecnológica con sus hijos menores:
- Limitar el tiempo: los expertos recomiendan establecer horarios o tiempo máximo del uso de los dispositivos electrónicos.
- Seleccionar el contenido con criterio: - no puede ver todo lo que quiera, igual que no les dejamos que vean cualquier cosa
- Presencia adulta durante el uso de pantallas: aunque no jueguen con ellos, es importante que en la iniciación a estas tecnologías, el adulto esté presente cuando las utilice el niño, para asegurarse de su buen uso.
- Ofrecer opciones de ocio alternativas:
- Prohibir las pantallas en la habitación: la profesora recomienda no permitir el acceso a internet libremente, sino limitarlo a momentos de estudio del niño o darle los dispositivos, siempre que los utilice en entornos comunes, en los que se encuentre rodeado de más personas.
Cortès recuerda la importancia de que los criterios del centro educativo y los de casa vayan en consonancia y señala que en caso de disputas o problemas relacionados con el uso de las nuevas tecnologías, los padres pueden concertar reuniones con los maestros para tratar de encontrar soluciones conjuntas al respecto.