Investigadores del Museu Balear de Ciències Naturals (Sóller) y del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont han descrito la nueva especie de reptil Tramuntanasaurus tiai a partir de un esqueleto fósil muy bien conservado hallado en rocas de Banyalbufar, en Mallorca, que datan de hace unos 270 millones de años. La investigación ha sido publicada este jueves en la revista Papers in Palaeontology.
La nueva especie es un captorrínido moradisaurino, un grupo de reptiles herbívoros que vivieron únicamente durante el Pérmico, hace entre 299 y 251 millones de años, y que no tienen representantes actuales. Dentro de este grupo, Tramuntanasaurus tiai era una especie de tamaño mediano, de aproximadamente 50 centímetros de longitud de la cabeza a la cola. Otras especies de este grupo alcanzaban los 2 metros de longitud. Los captorrínidos moradisaurinos son uno de los tetrápodos herbívoros más conocidos del Pérmico, pero casi todo lo que se sabe de ellos se basa únicamente en cráneos que se han recuperado en distintos lugares del mundo. Vivían en latitudes ecuatoriales y tropicales, posiblemente porque toleraban mejor las condiciones ocasionales de aridez en comparación con otros herbívoros.
Los restos fósiles que han permitido describir la nueva especie fueron encontrados en Banyalbufar y están extraordinariamente bien conservados. "El animal está casi completo, con los diferentes huesos en posición anatómica, lo cual es bastante excepcional en el registro fósil de este período", explica Rafel Matamales, conservador del Museu Balear de Ciències Naturals y primer firmante del artículo de investigación. Al igual que en el resto de moradisaurinos, se pueden observar varias filas de dientes en la mandíbula. "Hemos constatado que los tramuntanasaurios presentaban cinco filas de dientes en la mandíbula inferior y superior. Esto les permitía masticar y desmenuzar la materia vegetal de la que se alimentaban antes de ingerirla", explica el investigador.
El nombre científico de la nueva especie, Tramuntanasaurus, significa el reptil de Tramuntana y hace referencia a la zona donde se encontró el fósil. El epíteto específico, tiai, es un homenaje a Sebastià (Tià) Matamalas, padre del paleontólogo Rafel Matamales y descubridor del esqueleto. "Durante el trabajo de campo, mi padre, que participaba como voluntario, vio algo que sobresalía de la roca y le pareció extraño. Al sacarlo pudimos ver las mandíbulas y otros huesos del esqueleto", ha comentado el paleontólogo.
Durante el Pérmico (hace aproximadamente 270 millones de años), Mallorca no era una isla, sino que estaba unida al supercontinente Pangea. Esta gran masa de tierra tenía forma de media luna y se extendía desde el Polo Norte hasta el Polo Sur, agrupando casi todos los continentes del planeta. Específicamente, Mallorca se encontraba en su margen oriental, relativamente cerca del mar, y en una latitud ecuatorial. "El clima también era bastante diferente al actual", explica Josep Fortuny, jefe del grupo de investigación en Paleobiología Computacional del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, que también ha participado en la investigación. "Los tramuntanasaurios vivían en un clima tropical, donde se alternaban estaciones secas con otras muy lluviosas", explica el investigador.
Los ambientes que registran las rocas del Pérmico de Mallorca reflejan este clima. Los restos fósiles se encontraron en un ambiente que corresponde a un paisaje con grandes ríos meandriformes con llanuras de inundación asociadas. Los restos del tramuntanasaurio se encontraron precisamente en lo que debió ser una charca temporal que posiblemente actuaba como abrevadero en las épocas más secas y atraía la fauna de los alrededores. "Esto explica la concentración de esqueletos y huellas que se encuentran en esta zona", comenta Eudald Mujal, investigador del Museo de Historia Natural de Stuttgart (Alemania), que también ha participado en la investigación. En el mismo yacimiento se habían encontrado dos tipos de huellas fósiles diferentes que se sospechaba que podían pertenecer a captorrínidos moradisaurinos. "Dado que el esqueleto conserva el pie izquierdo casi completo y articulado, hemos podido comparar su anatomía con las huellas y estamos bastante seguros de que las de menor tamaño corresponden al tramuntanasaurio", afirma Mujal. En paleontología es muy excepcional encontrar huesos y huellas en niveles cercanos que permitan relacionarlos.
La descripción de la nueva especie de reptil es un paso más en la tarea de investigación conjunta que ha llevado a cabo el personal investigador del Museu Balear de Ciències Naturals y el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont en los últimos años en yacimientos de Mallorca y Menorca, lo que ha permitido reconstruir la fauna y el paleoambiente de esta zona del planeta durante el Pérmico. Estudios anteriores ya habían revelado unos ecosistemas ricos y diversos con presencia de una gran variedad de vertebrados, invertebrados y plantas.
Toda esta riqueza de fauna y flora se desvanecería hace unos 250 millones de años, cuando ocurrió la extinción más importante y devastadora en la historia de la vida en la Tierra, también conocida como la gran mortandad. "Una intensa actividad volcánica alteró el clima global del planeta en un período geológicamente corto y provocó la extinción de más del 90% de las especies marinas y un 70% de los vertebrados terrestres", explica Àngel Galobart, director del Museu de la Conca Dellà (Cataluña) y coautor del estudio. "Esto explica por qué muchas de las faunas que vivieron en ese momento, como el tramuntanasaurio, no tengan representantes actuales", afirma el investigador.